Una ambulancia recogió a Elena y a Leonardo, yendo de camino al hospital más cercano Leonardo se mostraba preocupado y ansioso, Elena no dejaba de quejarse, su frente sudorosa y sus manos temblorosas anunciaban la gravedad del asunto. Los paramédicos trataban de hacer que Elena se calmara, los golpes que le había propinado a Fabrizio habían sido certeros, Leonardo tomó su mano y colocó la frente sobre ella, en aquel momento se arrepentía de haber permitido que ella regresara a la empresa. —Lo siento, por mi culpa nuestros hijos están en peligro, todo iba también hasta que por mi culpa lo he arruinado todo, solo entiende que buscaba venganza, no espere venir que el cretino de Fabrizio se atreviera a llegar tan lejos —se excusó Elena con su voz temblorosa. —Ya no importa, de nada sirve lamentarnos sobre lo que sucedió, lo único que importa es que nuestros hijos estén bien, a partir de ahora escucha mis consejos, todo lo que hago es por tu bien, quiero protegerte, pero para conseguirl
Leer más