13. Más feliz que nunca (odio aquí)
Indra. Intenté no respirar muy fuerte, tenía las piernas entumidas, pero no me atreví a moverlas debajo de la mesa para no hacer ruido de más. Mi jefe Fausto Gutiérrez estaba encolerizado. No quería saber quién estaba recibiendo todas las amenazas detrás de la línea telefónica. Las manos de Fausto con los dedos llenos de anillos dorados se movían hacia todos lados, simulando ademanes como si tuviera a la persona que estaba regañando frente a él. El pantalón caqui con el que andaba por todo el cuarto se le veía increíble. La camisa azul se notaba demasiado ajustada entre tantos músculos. Mi jefe era sexy e inteligente y claro que él lo sabía, pero la nefasta actitud y la lengua larga me hacían pensar en qué clase de mujer lo aguantaría. No me lo podía imaginar ni siquiera en una cita, pero algo en mi interior me decía que era un mujeriego experimentado. "Ojo de loca no se equivoca" diría Valentina en estos casos.—¡No ya ni te muevas! ¡Todo lo tengo que resolver yo pendejo bueno
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