—Mañana no vayas a tomarte las fotos de la boda.Miré el calendario sobre la mesa, donde bajo la fecha del día siguiente estaba escrito «fotos de la boda», claramente marcado.Aunque no entendía por qué Dante proponía cancelar las fotos, ni me inmuté, de todos modos, yo ya había planeado abandonar ese matrimonio de todos modos. Incluso si él no lo hubiera mencionado, yo habría buscado una excusa para cancelar la sesión. Por lo que, ahora que él lo decía por iniciativa propia, me aliviaba sobremanera.Asentí con la cabeza, y, con tono calmado, respondí:—Está bien, llamaré al fotógrafo para cancelar la sesión.Apenas terminé de hablar, Dante se quedó pasmado, no esperaba que aceptara tan fácilmente. Sin embargo, pronto disimuló su inquietud a duras penas, y soltó:—No hace falta cancelar. Isabel dice que probablemente no tendrá la oportunidad de casarse en su vida, quiere tomarse una foto de bodas conmigo, como si ella también se hubiera casado una vez, para no tener arrepentimien
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