El CEO Mendoza se atragantó con el sorbo de café, él cogió la servilleta para limpiarse y toser. Las trillizas se levantaron aprisa a palmear su espalda. — ¿Papá, estás bien? Respira profundo, no te nos vayas a ahogar ahora, siempre te sales por la tangente, queremos una respuesta. — Emily decía a su padre, mientras que Rafaela le echaba aire con otra servilleta. Resultaba que el permiso concedido a Lucano tenía su razón de ser. Los Mendoza estaban pagando una ofensa bastante sería, era por eso que dejó a Evelyn salir con el heredero Lombardi, pero no había realmente nada que lo obligara a darle permiso a sus otras dos hijas para tener novio. — ¿Querido, estás bien? La chicas solo te hicieron una pregunta, no es para que te pongas así. — La bella Emma hablaba con su marido. — Todavía no me recupero del golpe que me dió Lucano, y ustedes ya quieren darme otro, no lo voy a soportar, necesito más tiempo. Deben entender a su padre. Rafi y Emy no tuvieron corazón para seguir in

El descarado ex novio de Sofía pretendía que ella lo aceptara de vuelta, pero ella no estaba dispuesta a perdonar su traición. — Nena, fue un error, Clara me metió cosas en la cabeza, como que tus padres son pobres, que tú no estás a mi altura, yo sé que somos de diferentes clases sociales, pero si llegas a ser famosa podría presentarte a mis padres, eso sí, tu tendrías que abandonar la vida que llevas ahora, ocultaremos ante todos el lugar de dónde vienes. — Hay, mira pero que amable eres, te averguenzas de mi familia y de su pobreza, y pretendes que les dé la espalda. Pero es algo que yo jamás voy a hacer, no voy a regresar contigo, ahora me doy cuenta de que no eres más que un patético junior. — ¡Soy el mejor novio que has tenido, nadie como tú puede llegar hasta a mí, deberías de estar agradecida de que volteara a verte un Merdiz! ¡Nadie va a fijarse en una chica pobre como tú, de eso puedes estar segura! — ¡Erick, yo soy una señorita de sociedad, tus padres si me acept

El CEO acomodó a Sofía en su cama, se quitó el traje pieza por pieza hasta quedar solamente en un boxer negro. El hombre subió al cuerpo de Sofía, la besó de nuevo y fue dejando besos sobre sus mejillas y hombros hasta desabotonar el vestido de la chica. Los gemidos de Sofía inundaban la habitación, más sin embargo el heredero no tenía prisa, la iba a disfrutar lentamente, había pasado los últimos días imaginándosela en su cama, escuchándola exactamente así, jadeando y gimiendo por el placer que sus caricias le causaban. En menos de nada había dejado desnuda a la bella ojiverde para él, Donovan la observaba detenidamente, sus regordetos senos, su pequeña cintura, sus torneadas piernas, ella era toda una belleza. Los jóvenes estuvieron brindándose caricias mutuamente. Sofía había logrado arrancarle unos cuantos jadeos al frío hombre. Cuando él la sintió húmeda para entrar en su intimidad, quitó su boxer y dejó al descubierto su dura virilidad. Donovan se fue abriendo paso

Apenas llegaron al hospital, El CEO Mendoza corrió con su hija para que la pasaran a la sala de urgencias, después de ver qué se la llevaban él y toda la familia se quedaron en la sala de espera a esperar alguna noticia. La madre lloraba mientras se abrazaba de su hijo Rafael, Evelyn se encontraba abrazada de su padre, y Emy de Emiliano, las mujeres Mendoza no podían con la angustia. (...) En la mansión Darkok, Vladimir había comido con sus padres, pero recién salía del sanitario, había vomitado y se sentía bastante mal. — ¿Qué te pasa Vladimir? Te ves mal, incluso estás pálido, creo que deberías ir al médico. — Estoy, bien papá, es solo que desde hace algunos días siento náuseas de todo, apenas puedo comer, y tiene que ser algo que se me antoje, es como si alguien me estuviera envenenando. — Que extraño, con más razón debes ir a qué te hagan análisis, si alguien te está envenenando tiene que salir de dudas. Por cierto ahora que recuerdo... Alguna vez yo me sentí así.

Rafi comenzó a llorar de nuevo, ella ni había pensado ni por un momento en deshacerse de su hijo, no cuando era hijo también del hombre que amaba. — Papá, no puedo hacer eso, es mi hijo, no lo quiero perder. — ¡Apenas acabas de iniciar tu carrera, no sabes siquiera si ese tipo va a responderte! ¿Has pensado en que él no quiera tener hijos por el momento? ¡No vas a ser una madre soltera, eso te va a arruinar la vida, los padrastros nunca son buenos! — No, no, yo sé que el cuando lo sepa no me va a dejar sola, solo... Solo permite que hable con él, mi novio tiene que saberlo. Estoy segura que él jamás permitiría que nuestro hijo sufriera, te lo juro papá, él es un buen hombre. Sollozaba Rafaela con mucho sentimiento tratando de convencer a su padre para que no fuera a cometer una barbaridad. — !Por favor Rafaela, si fuera un buen hombre no te habría seducido, él te habría respetado, sobre todo sabiendo que perteneces a una familia de fuertes valores! ¡No, no me creo eso de