CAPÍTULO 42. Proteger también es saber soltar.
Capítulo 42Proteger también es saber soltar.En el penthouse, las luces de la sala siguieron encendidas hasta bien entrada la madrugada, pero el único sonido que las acompañaba ya no era el murmullo paralelo de dos voluntades. Era el silencio de una tregua no pactada.Isabela había dejado de buscar a Gabriel con la mirada cada vez que él regresaba. Permanecía en su despacho, entre expedientes y pantallas, con la cara iluminada por gráficos, estadísticas y recortes amarillentos que hablaban del oscuro pasado de Metatrexol-E. Aquel fármaco experimental, diseñado en las clínicas Herrera, se había aplicado sin consentimiento en pacientes terminales; había arrebatado la vida de 43 almas, incluida la madre de Isabela, Lucía Guzmán.Cada noche, ella repasaba las declaraciones del perito independiente, los informes de toxicología y los testimonios que apuntaban a un encubrimiento sistemático. Con cada lectura, con cada cifra, sentía cómo su rabia y su dolor se mezclaban en un cóctel que amen
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