Capítulo 102 —El sueñoNarrador:Roman no quiso dejarla sola ni un segundo. Apenas llegaron al apartamento, él se encargó de todo. Aylin apenas podía con el peso del cansancio, del dolor, de la emoción que le desbordaba el cuerpo. Y Roman, que conocía cada gesto suyo, cada respiración, no necesitó que ella le pidiera nada. Le cocinó sin decir palabra, con una calma que contrastaba con la tormenta que se le arremolinaba en los ojos. Mientras ella se sentaba a la mesa del comedor, él le servía el plato con una caricia en el hombro, un beso en la sien, una mirada que decía “estoy aquí” sin necesidad de pronunciarlo. Comieron en silencio. Él la observaba con atención, como si el solo hecho de verla masticar, tragar, respirar, le devolviera el equilibrio. Después, cuando ella terminó, la levantó en brazos sin darle opción.—Ven, mi amor —susurró.Entraron al baño. La ducha estaba tibia, el vapor subía con lentitud. Roman la desnudó como si fuera sagrada, como si cada prenda le pesara más a

Capítulo 104 —Digno herederoNarrador:El día era gris, con ese cielo encapotado que parecía presagiar problemas. Eros llegó al cementerio, acompañado por Leonardo y otros dos hombres. Vestía de negro, con gafas de sol, sin abrigo, como si el frío no le importara. Caminaba con pasos largos, decididos, y no necesitaba decir ni una palabra para que todos se apartaran a su paso.El encargado del cementerio, un hombre mayor de gesto nervioso, lo esperaba junto a la oficina administrativa. Apenas lo vio acercarse, tragó saliva y se frotó las manos.—Doctor Escalante... Su llamada no fue esclarecedora, ¿a que debo su visita? —balbuceó.Eros no se detuvo a saludar. Fue directo al grano.—Quiero que la tumba de mi abuela esté junto a las de mi madre y mi abuelo. Ese fue su deseo y es lo que se va a cumplir.El hombre se removió incómodo.—Sí, sí, claro... entiendo, pero... hay un problema. Ya hay dos tumbas en ese espacio. Se ocupó hace un par de años. Técnicamente, ya no hay lugar allí.Eros

Capítulo 106 —Si el escritorio hablara...Narrador:Sasha bajó las escaleras como un torbellino en cuanto vio detenerse el coche en la entrada de la mansión. Sabía que era él. Lo sintió en la piel antes de verlo. Cuando Eros cruzó la puerta, ella se lanzó sobre él sin pensarlo dos veces. Se le tiró encima como si no hubiera un mañana, colgándose de su cuello, las piernas enredadas a su cintura, los labios devorándolo con un hambre feroz. Eros la recibió con los brazos abiertos y una sonrisa genuina, la única que le nacía sin esfuerzo. Sasha era eso; su respiro, su refugio, su dro*ga.Se besaron con desesperación, con ansias acumuladas, como si el tiempo se les hubiera hecho carne entre los dientes.—Estás loca… —murmuró él entre beso y beso, mientras caminaba hacia el interior de la casa con ella encima.—Y tú estás más loco por cargarme como si no pesara nada —le susurró al oído, riendo con la voz entrecortada por el deseo.Eros empujó la puerta del despacho de Roman, la cerró con el

Capítulo 108 —El regaloNarrador:El jet se deslizaba suave por el cielo teñido de tonos crepusculares. Aylin iba sentada junto a la ventana, con los ojos perdidos en las nubes, pero la mente en otra parte. Roman, a su lado, le sostenía la mano desde que despegaron, sin soltarla ni por un segundo. La miró de reojo. Sus ojos estaban enrojecidos, aunque ya no lloraba. Solo parecía vacía, en pausa. Con suavidad, él le soltó los dedos y deslizó la mano hacia su vientre, apoyándola con ternura sobre la pequeña curva aún imperceptible. Aylin bajó la mirada y lo observó hacerlo, sin necesidad de palabras. Era un gesto simple, pero lleno de sentido. Roman no dijo nada. Solo la miró y le sonrió, esa sonrisa leve, apenas torcida, como si le doliera, pero también lo salvara. Se inclinó y la besó en la mejilla, luego en la sien, como si sellara una promesa que no necesitaba ser pronunciada. Sus dedos se movieron con lentitud sobre la tela de su camiseta, acariciando, conectando. Como si acariciara

Capítulo 110 —Perfecto por diez minutosNarrador:La habitación de Aylin estaba en silencio. Sasha estaba sentada en la cama, abrazando una almohada contra el pecho. Aylin, frente a ella, recogía su cabello en una coleta suelta, observándola con atención.—¿Qué es eso que me querías contar? —preguntó Aylin con suavidad.Sasha respiró hondo antes de hablar.—No sé si estoy exagerando o si simplemente estoy... demasiado ilusionada.—¿Por qué lo dices? —preguntó Aylin, con una sonrisa que invitaba a la confianza.—Porque Eros me dijo algo, algo que me dejó pensando. Fue justo después de estar juntos. No importa cuándo ni cómo —aclaró, sin necesidad de más detalles —Estábamos hablando, nada demasiado serio, y de repente me soltó que si salíamos vivos de todo esto, se casaba conmigo. Así, sin más. —Aylin la miró en silencio, esperando que continuara. —Yo le hice una broma, le pregunté si lo hacía en calzones, y él respondió que con tal de casarse conmigo, lo hacía hasta desnudo.Aylin entre