POV: AgathaEl viaje en el carro fue tranquilo. No lo había notado antes, pero mi hermanastro era muy guapo. Sus rasgos eran suaves pero definidos, y había algo en su forma de conducir con una mano en el volante y la otra descansando con naturalidad que transmitía seguridad."¿Dulces y ropa?" preguntó con una sonrisa en la comisura. "Esa es una mezcla interesante de prioridades.""Hay que endulzarse la vida mientras una se ve bien, ¿no crees?" bromeé.Él rió suavemente, y el sonido fue más cálido de lo que esperaba.Cuando llegamos a la ciudad, comenzamos a caminar por el centro. Las calles estaban animadas, y el aire era fresco pero agradable. Pronto nos detuvimos frente a una tienda de ropa que me llamó la atención. Las vitrinas mostraban vestidos primaverales en colores pastel."Entremos aquí" dije, señalando el escaparate."¿Vas a hacerme cargar bolsas?" preguntó, alzando una ceja de manera dramática."Tal v

POV: CillianNos dirigimos a la tienda de dulces. Las vitrinas estaban llenas de colores y formas, como si los caramelos pudieran saltar fuera de los estantes y rodearnos. Mis ojos se iluminaban de manera involuntaria con cada cosa rara que veía, pero mi mente estaba demasiado ocupada con otra cosa."¿Vas a quedarte ahí parado?" Agatha preguntó, un tono burlón en su voz.La miré rápidamente, casi sorprendido. "¿Eh? Ah, sí. Claro."Entramos, y el aire azucarado nos envolvió de inmediato. El dulce olor era tentador, pero no podía evitar sentir que había algo aún más dulce justo frente a mí, en cada gesto de Agatha. Tomaba los caramelos como si fuera una niña, sus dedos delicados rozando la superficie de cada envoltorio, su cara tan expresiva, algo dentro de mí se tensaba."¿Qué vas a probar?" le pregunté, intentando parecer indiferente mientras mi mente no dejaba de detenerse en detalles absurdos. Como sus labios ligeramente mojados. O

Cuando terminamos de comer, vi a Cillian alejarse en silencio. Aún se me hacía muy extraño el comportamiento que adoptó desde que llegamos. Él había sido amable, incluso protector… y ahorita apenas me dirigía la mirada. Pensé que quizás había hecho o dicho algo mal en la ciudad. No quería rendirme sin intentar aclararlo.Después de vagar un buen rato por la mansión, finalmente lo encontré. Estaba solo en una de las salas de estar, con la televisión encendida, aunque claramente no la estaba viendo. Sus hombros estaban tensos, el ceño fruncido. Algo pasaba con él.Me acerqué sin anunciarme y, con suavidad, puse mis manos sobre sus hombros para darle un masaje. Al principio se tensó aún más, como si fuera a levantarse de golpe. Pero después de unos segundos, sus músculos comenzaron a ceder poco a poco. Incluso juraría que dejó escapar un leve gemido, muy sutil… pero ahí estaba."¿Gemiste?" dije en tono juguetón, conteniendo la risa.Él se congeló por

Mis hermanastros se veían tan tristes, tan carentes de luz en sus rostros. Aquella chispa que había comenzado a crecer entre nosotros, esa tibieza que apenas nos atrevimos a compartir, se apagó de nuevo con la misma facilidad con la que una brisa extingue una vela. Sus miradas estaban perdidas, sus voces apagadas, y el silencio entre nosotros se hacía más pesado con cada hora.El día pasó lento, denso, como si el tiempo mismo se rehusara a avanzar. Nadie fue a la academia. Aunque nuestros padres minimizaron lo sucedido, pretendiendo que no era más que una reacción emocional exagerada por parte de todos, ninguno de nosotros tenía la energía o el ánimo para continuar con la rutina como si nada. ¿Cómo podíamos hacerlo, después de presenciar algo tan violento, tan devastador?Al oscurecer, decidí dar un paseo nocturno, los vi reunidos en una de las salas de estar, sentados en silencio como estatuas de mármol bajo la luz tenue de los candelabros. Me detuve en seco al ve

El aire dentro de la camioneta se volvió denso apenas cerraron la puerta. El motor ronroneaba bajo los pies de Kael, pero nadie decía una sola palabra. Las miradas eran suficientes.Rowan se acomodó en el asiento trasero, justo detrás de Kael. Se notaba que lo hacía a propósito, como si necesitara estar justo ahí, en su punto ciego… o en su mira.Kael lo miró de nuevo por el retrovisor."¿Tienes algún problema, Rowan?" preguntó, sin rodeos.Rowan se cruzó de brazos con indiferencia."No contigo. Pero parece que tú sí tienes uno conmigo, ¿no?"Kael resopló."¿Ah, sí? ¿Quieres que empiece a enumerarlos?""Kael… " murmuré, en un intento débil de detenerlo, pero ya era tarde."¿O empezamos por cómo te burlaste de Agatha? ¿Por qué, Rowan? ¿Por encajar? ¿Por quedar bien con los otros imbéciles? ¿Te hace sentir más grande aplastar a alguien que no te ha hecho nada?""¡Cálmate! No fue para tanto" repli