Noviembre, 12Ámbar.Todo me da vueltas, siento el cielo caerseme encima, mi corazón no aminora su marcha, mis ojos no paran de lagrimear, ni mi cuerpo de temblar. Tengo muchas ganas de vomitar, mi garganta duele, duele mucho y mi respiración no es la mejor.Mis sienes palpitan, mi mirada es borrosa y el maldito tubo sigue en mi boca, acentuando el sabor a sangre.Tengo miedo, nunca me había sentido tan mal.Escucho voces pero soy incapaz de entender lo que dicen, pero puedo deducir el desespero que me agobia aún más. Quiero moverme, quiero mover mi cabeza, pero no puedo, el dolor no me lo permite y las manos de los paramédicos que hablan entre sí, no me dan tregua a la hora de intentar mover mis débiles y temblorosos brazos.Quiero hablar y tampoco puedo, mi llanto empieza a ser desesperado y el temblor en mi cuerpo se hace más fuerte, más alarmante.¿Dónde está? ¿Dónde están todos? ¿Mi hija? No quiero estar sola, ya no más.-Debe calmarse, señorita.- me habla uno de los paramédicos
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