UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 19. El trozo justo“Obedecer” era la palabra de orden, pero Ivan tampoco tenía ganas de gastarse el dinero en torturas para Sarika, así que apartó todos los folletos, incluyendo el que ella tenía en las manos y negó.—Obedecer no significa no tener ni voz ni voto —sentenció con seriedad hasta que ella le levantó las cejas con el gesto más sugerente del mundo—. OK, OK, significa que me dices lo que piensas y ya decidiré yo sui tienes voz y voto —rezongó Ivan y ella se abrazó el cuerpo.—Bueno… son cursos buenos, simplemente no me entusiasman mucho —murmuró en voz baja, como si no quisiera molestar.—Perfecto, ¿y qué sí te entusiasma? —la increpó Ivan y la vio quedarse pensativa por unos segundos.—Me gusta hacer cosas que hagan a la gente sentirse mejor… como comer, por ejemplo. Sin importar lo mal que te sientas, si comes algo rico, seguro te sientes mejor ¿no es cierto?Y aquellos ojazos grandes clavándose en los suyos, le dijeron a Ivan que él definiti

UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 21. Una noche especialSarika bajó la cabeza y respiró hondo, intentando calmar el torbellino que tenía dentro. Sus ojos brillaban bajo las pestañas mientras respondía con voz suave, casi un susurro.—Ninguno, señor. Usted puede invitar a su casa a quien quiera.Ivan la miró con atención, dejando que su silencio llenara un instante que se extendió más de lo previsto. Finalmente, con la misma voz con la que le había ordenado cosas más insignificantes, añadió:—Dejarán en tu habitación un vestido especial para la fiesta mañana por la tarde. Es algo elegante, espero que te guste.Sarika asintió y se alejó sin mirar atrás. No tenía ni idea de por qué Ivan estaba haciendo aquello, no sabía cómo podía ser su “arma”, pero como siempre, presentía que aquello no iba a salir bien para ella. Mientras caminaba por el pasillo, el eco de sus pasos retumbando en el mármol hacía que su mente se llenara de preguntas: ¿Cómo esperaría verla su familia?Lo que no sabía o má

UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 23. Un tirano absolutoNo podía decir que lo conociera como la palma de su mano, pero Sari sabía medir muy bien el humor de Ivan, o al menos lo suficiente como saber qué esperaba exactamente que le respondiera a esa pregunta.A su mente volvió el beso de hacía unas noches, la forma en que él le había pedido que se inclinara sobre la mesa, aquella sensación extraña de ser suya aunque no la tocara.—No me puedo quejar —fue su respuesta mientras se ruborizaba tanto que Ivan casi se derretía por dentro a pesar de lo condenadamente ambigua que era la frase.—¿Eso quiere decir que tendré que esforzarme más? —preguntó él y un segundo después tenía la mano de Dorina chasqueando los dedos frente a sus caras para llamar su atención.—¡Sí, sí, mucho teatro! ¡Pero a ver a quién le cuelas el cuento de que eres el dueño del castillo! —se burló—. Tú eres otro que se cree que por tener un traje caro ya eres alguien, exactamente igual que esta zorra —espetó señalando a S

UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 25. La hija más valiosaSarika sintió que el mundo era como una gran prensa que intentaba romperle el cuerpo. Así que ahí estaba después de tantos años: aquel reconocimiento de que no la quería. Sus hombros temblaron levemente y sus manos se cerraron en puños pequeños. La frase se le clavó en el pecho como un cuchillo oxidado.Ivan lo notó en un segundo, solo podía imaginar cómo debía ser para ella escuchar de la boca de su propio padre que no la amaba; así que sin decir nada la acercó más a su costado, como si su cuerpo pudiera protegerla del veneno de ese comentario.—Continúe —dijo Ivan, con una expresión que ahora parecía tallada en hielo.—Estoy dispuesto a corregir el error —dijo Zoltan rápidamente—. Me gustaría compensarlo por lo que hice. Dorina está dispuesta a quedarse con usted, a su cuidado, y como puede ver, ella es mucho más… apta para este tipo de vida: mejor preparada, mejor presentada.Ivan esbozó una sonrisa sin humor.—¿Me está ofrecie

UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 27. IgualesLa opción más sensata era decir que no, pero la más inteligente era tener al enemigo cerca. Zoltan Horvath estaba tramando algo, Ivan lo sentía en los huesos aunque todavía no pudiera entender qué era. Pero si tenía a Dorina en su poder, entonces había uno que otro as bajo la manga que podía utilizar para controlar la situación.—Muy bien, acepto —dijo mirando de reojo a Sari, pero si esperaba ver en ella alguna reacción, no hubo ni un solo pequeño indicio de que aquello la incomodara o siquiera la sorprendiera—. Dorina se quedará aquí mientras tú me pagas, pero… si da un solo problema, si me molesta en lo más mínimo, el trato se cancela. Y tú tendrás dos meses para pagar. Eso es todo, no te daré ni un día más.Horvath asintió con expresión confusa y luego tomó la mano de Dorina con expresión suplicante. Y para cualquiera que no lo conociera podía parecer sumiso y desesperado, pero Sari sabía que un hombre como él no perdonaba semejante humil