KaelLa tierra tiembla aún bajo nuestros pies. La batalla que hemos librado ha dejado cicatrices invisibles, pero están ahí, profundamente arraigadas en el alma de cada miembro de nuestro grupo. Creímos, por un instante, que la guerra había terminado. Pero el silencio pesado que nos envuelve no es más que una ilusión. Todos sabemos que la verdadera prueba apenas ha comenzado. El viento, siempre tan frío, parece llevar un mensaje de amenaza, una advertencia que aún no hemos comprendido.Echo un vistazo furtivo a Aleksandr. Su mirada es oscura de determinación, y camina sin una palabra, como un espectro entre los vivos. Ha luchado a nuestro lado, pero no es como nosotros. No pertenece a nuestra manada, a nuestra familia. Es el desconocido, el intruso entre nosotros, y, sin embargo, su presencia solo añade peso al momento. Tiene sus propios demonios, batallas que libra en la sombra, lejos de nuestra vista. Pero hoy, en esta guerra, hemos tenido que unir nuestras fuerzas. Para sobrevivir.
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