211. El Mapa de los Fantasmas
La decisión de ir a la Patagonia no fue una chispa, fue una combustión lenta que se encendió en la quietud de la Estancia Lombardi. Durante dos días, después de liberar a Elio, se movieron en una tregua extraña, un limbo de normalidad forzada. Florencio, desde el estudio de su padre, se convirtió en una araña en el centro de una red de información. Giménez y su equipo trabajaban sin descanso, tratando de encontrar cualquier rastro de la "Estancia Sombra", pero era un fantasma, una leyenda en los márgenes de los mapas oficiales.Selene, por su parte, se dedicó a sanar. No su cuerpo, que ya respondía con una vitalidad casi completa, sino su espíritu. Caminaba por los vastos campos de la estancia, bajo el cielo inmenso de la pampa. El aire limpio, el olor a tierra y a hierba, eran un bálsamo que calmaba la fiebre de cemento que había contraído en la ciudad. Pero la tierra también le hablaba. Sentía los ecos de la historia, la presencia del poder de los Lombardi impregnada en cada árbol,
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