*—Callum:Habían pasado dos días desde la última entrevista y Callum seguía completamente perdido.Estaba nervioso. Aún no podía creer que se hubiera topado con el alfa que lo había poseído durante tres días, provocando la mutación que ahora lo estaba llevando lentamente al borde de la locura. Era absurdo… impensable… que el destino lo hubiese conducido justo a la empresa de ese hombre. Si lo hubiera sabido, nunca habría postulado, pero claro...Alzó la mirada, repasando con los ojos a sus amigos con quienes había cenado hace un rato. Jace y Noah estaban sentados en un sofá, mientras Theo y su esposo omega, Tyler, ocupaban el otro. Ninguno de ellos tenía idea de que el señor Delacroix era en realidad el alfa que había puesto su vida de cabeza.Se había enterado por casualidad de que Tyler era muy cercano a los Delacroix. Al parecer, había sido pareja del hermano menor de Dominick y Nicole, un tal Micah. Por eso, a través de su agencia de empleos, les había ayudado a reclutar personal

*—Callum:Ahora que sabía la verdad, que Dominick Delacroix no solo era el alfa que lo había mutado, sino también el alfa con el que había dormido ocho años atrás y, para colmo, un amigo cercano de su círculo más íntimo, Callum sentía que el suelo bajo sus pies era una capa de hielo a punto de romperse.No sabía qué hacer con esa información. Ni cómo actuar.El día anterior había considerado seriamente confesarlo. Decirles todo, pero cuando vio a Noah, Jace y Theo reír juntos, la camaradería natural entre ellos, la misma que recordaba de la boda de Noah, donde, ahora lo sabía, Dominick también había estado, supo que no podía hacerlo.Si fuera por él, se llevaría este secreto a la tumba. Tenía que hacerlo.Y como si su vida no estuviera ya lo suficientemente enredada, su cuerpo parecía empeñado en recordarle a cada instante el desastre en que estaba metido.Era viernes, y como cada lunes, miércoles y viernes, había acudido a su revisión médica en el hospital, para el seguimiento de su

*—Dominick:Después de hablar un poco más con Edward, quien parecía conocer su caso demasiado bien, a Dominick le empezó a hervir la curiosidad. Había algo en la forma en que el médico hablaba: demasiado específico, demasiado personal, como si supiera más de lo que decía.Dominick le pidió a Micah que saliera del consultorio; necesitaba hablar en privado con Edward. Aunque su hermano protestó con un mohín de fastidio, claramente quería enterarse de todo, terminó obedeciendo y se retiró. Una vez solos, Dominick fijó su mirada en Edward, el médico de toda la familia, un hombre que había sido compañero de estudios de su padre en los tiempos del instituto.—¿Cómo sabes tanto? —soltó de pronto, su voz baja pero cargada de amenaza contenida—. No hablas como si fuera solo un caso clínico cualquiera.Edward lo miró en silencio unos segundos, evaluándolo, y luego suspiró con resignación.—Hay un caso que he estado siguiendo de cerca —confesó Edward, su voz baja y cargada de gravedad—. Y con la