Sofía se armó de valor y, tras varios días de angustia, decidió que era hora de enfrentar a Alessandro. Sabía que no podía seguir ocultando su secreto, y el peso de la verdad la había estado consumiendo. Con determinación, se dirigió a su oficina, sintiendo que cada paso era un acto de valentía. Al entrar, encontró a Alessandro revisando algunos documentos. La seriedad de su rostro la hizo dudar por un momento, pero entonces recordó la razón por la que estaba allí.—Alessandro, necesito hablar contigo —dijo, tratando de mantener la voz firme.Él levantó la vista, notando la intensidad en su mirada.—Claro, Sofía. ¿Qué sucede? —preguntó, con un tono que denotaba preocupación.Sofía respiró hondo, sintiendo que el momento había llegado.—Estoy embarazada —dijo, dejando caer la noticia como una bomba.Alessandro se quedó en silencio, con la mirada fija en ella, visiblemente sorprendido.—¿Embarazada? —repitió, tratando de procesar la información—. ¿Estás segura?—Sí, lo estoy —respondió
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