Sofía se lanzó a la búsqueda de trabajo con una determinación inquebrantable. Día tras día, recorría las calles de la ciudad, dejando currículos en diversas empresas. Sabía que necesitaba establecer una independencia económica para poder criar a su hijo con la dignidad que merecía.
Sofía se sentó en el borde de la cama, acariciando con ternura su vientre. Aunque el futuro parecía incierto, una chispa de esperanza brillaba en sus ojos. Había pasado por momentos difíciles, pero estaba decidida a crear una vida llena de amor y estabilidad para su hijo, lejos de la toxicidad de su pasado con Alessandro.
Unos golpes en la puerta interrumpieron sus reflexiones. Era Giulia, su mejor amiga, que había venido a acompañarla.
—¡Sofía! —exclamó Giulia, abrazándola con fuerza—. ¿Cómo estás? Cuéntame todo.
Las amigas se acomodaron en el sofá, y Sofía compartió los detalles de su búsqueda de trabajo. Giulia la escuchaba atentamente, ofreciendo palabras de aliento y sugerencias.
—Sabes que puedo ayuda