Rápidamente, cerré los ojos de nuevo e intenté mantener mi respiración uniforme, fingiendo estar dormida. No quería enfrentarme al Sr. Córdoba en ese momento, ya que todavía estaba dolida y demasiado avergonzada por mi reacción ante su artimaña. Él había ganado esa ronda y me había quebrado. Sin embargo, no le permitiría verme débil otra vez, así que necesitaba tiempo para recomponerme.—La Sabia llegará mañana después del desayuno, no obstante, ustedes dos no pueden estar cerca de ella cuando se realice la lectura, ya que si tienen un lazo, no queremos que opaque a sus otros lazos. Voy a hacer que la vidente la busque en su habitación. Mantengan a Marcos, César y Daniel aquí con ella, mientras que ustedes dos asisten a sus clases matutinas normalmente —les informó el Sr. Córdoba a los chicos.—Bien —Teo estuvo de acuerdo, con un tono poco amistoso.—¿Algo más? Si no, creo que debería irse antes de que ella despierte —agregó Lucas, pude sentir las vibras hostiles desde donde estaba. M
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