AriaHay decisiones que se sienten como balas al corazón. No porque maten, sino porque atraviesan. Lentamente, sin anestesia, dejando una cicatriz que duele más con el tiempo. Tomé una de esas decisiones esta mañana. No fue heroica ni romántica. Fue necesaria. Y como todas las cosas necesarias, me costó más de lo que debería admitir.Estaba en mi apartamento, mirando el teléfono con los nudillos blancos por la presión. El número de Volkova iluminaba la pantalla como si fuera una promesa… o una sentencia. No contesté. No porque no quisiera escucharlo, sino porque si lo hacía, mi resolución se desharía como azúcar en café caliente.—Maldita sea&h
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