C12 - EL GATO Y EL RATÓN.El vestido era de un color vino profundo, ajustado al cuerpo, marcando su cintura con precisión y descendiendo hasta los muslos, dejando una abertura a un costado que mostraba la pierna izquierda casi completa. El escote en V era lo suficientemente pronunciado para exhibir su clavícula y parte de sus pechos.La tela se amoldaba a cada curva de Lucy con descaro, y los tacones altos solo acentuaban la longitud y firmeza de sus piernas, haciéndolas imposibles de ignorar.Eros no podía apartar la mirada.Tragó saliva como un hombre sediento, sus ojos recorriendo cada centímetro de Lucy con un hambre apenas contenida. Sentía cómo su cuerpo reaccionaba.Ella no estaba hermosa… Estaba malditamente perfecta.Lucy se removió incómoda, sin saber qué hacer con las manos.—¿No te gusta? —preguntó, sintiendo que el corazón se le salía del pecho.Eros se levantó sin prisa.Caminó hacia ella con pasos medidos, como si le sobrara un control que no tenía, porque por dentro ar

C14-MENSAJE DE EZRA.A la mañana siguiente, Lucy bajó las escaleras con paso decidido, pero por dentro iba en modo alerta total. Había pasado casi toda la noche sin poder dormir, con la cabeza llena de imágenes que no quería recordar… y que no podía evitar. El calor del cuerpo de Eros, su boca devorándola, sus manos firmes bajando el vestido.Y luego, la forma en que la dejó. Como si no fuera nada.Después de dar mil vueltas en la cama, había tomado una decisión: iba a marcar distancia. La misma que no había marcado en ese probador.Cuando entró al comedor, Eros estaba sentado leyendo el periódico, con una taza de café en la mano. Llevaba una camisa blanca que se remangaba hasta los codos, dejando ver los antebrazos fuertes y la cadena de oro que siempre llevaba.Parecía sacado de una maldita portada.Ella carraspeó.—¿Era necesario todo eso de ayer?Eros bajó el periódico con calma. La miró y la sonrisa que apareció en su rostro fue tan descarada que a Lucy le dieron ganas de lanzarl

C16- ERES MÍA, ¿RECUERDAS?El motor del auto rugía suave y Lucy miraba por la ventana, las luces de la ciudad pasaban rápidas, pero lo que le aceleraba el corazón era otra cosa.Eros.Además a una fiesta mafiosa, una que no podía arruinar. Pero había algo más que resonaba en su cabeza. Y era la razón por la que Eros quería pertenecer a esa orden. ¿Cuál era el motivo?—No te alejes de mí esta noche —dijo el de repente, sacándola de sus pensamientos —. Pase lo que pase, no te apartes.Lucy giró la cabeza hacia él.—¿Por qué te importa tanto esta Orden? ¿Por qué quieres pertenecer a ellos?Eros apretó las manos en el volante y durante unos segundos, solo se escuchó el aire acondicionado.—Digamos que es el camino para encontrar al hijo de puta que mató a mi madre.Lucy alzo las cejas y se quedó en silencio, sin saber que decir. Y él lo notó.—Relájate. Estás rígida —dijo de repente, y giró el rostro hacia ella—. Si vas a estar a mi lado, tienes que aprender algo.Se detuvo a un lado de l

C18- BESO Y LECCIÓN.Ambos se giraron.Una mujer estaba en la entrada. Esbelta, con un vestido ajustado rojo que dejaba poco a la imaginación. Tenía el cabello oscuro y sonreía como si conociera todos los secretos de Eros.—Hola, Valentina. Qué bueno verte —dijo Eros con tono despreocupado, colocando una mano en la cintura de Lucy.Valentina Taylor era una traficante. Conocida en los bajos fondos por mover armas, diamantes y favores sucios al mejor postor. Había tenido un breve romance con Eros en el pasado, pero había terminado cuando ella, en un momento de debilidad, le confesó que se había enamorado.Y Eros... simplemente acabó la relación.Ahora, ver a esta mujer a su lado y supuestamente casado, solo le decía una cosa: era una farsa.Una que ella estaba dispuesta a desmontar.Se acercó como una víbora y miró a Lucy de arriba abajo con descaro.—No sabía que ahora contratabas novatas —escupió con una risa burlona.Lucy se quedó de piedra.Sentía la sangre hervirle. Pero lo que más

C20- ¿BDS QUE?Lucy seguía sentada en la silla detrás del escritorio y Eros se acercó sin apuro.—¿Qué es todo eso? —preguntó ella, con la voz más tensa de lo que planeaba.—¿No es… algún tipo de colección? ¿Accesorios… exóticos?Él soltó una risa baja, la verdad es que disfrutaba de la incredulidad en ella y eso solo servía para aumentar su deseo, su interés.Todas las mujeres con las que había compartido sabían lo que querían. Sabían a lo que venían. Pero Lucy no. Su inocencia era real y esa falta de experiencia, lo encendía de una forma que no pensó posible.Tomó la caja y la colocó con cuidado sobre el escritorio, luego sacó un látigo delgado de seda, de color negro. Lo manejó con precisión y su muñeca lo giró con suavidad, antes de deslizarlo por el cuello de Lucy.Ella se tensó, respiró hondo, mientras su piel se erizaba.—¿Para qué es eso? —preguntó.—BDSM.—¿BSD qué?—BDSM, dulce Lucy ―sonrió Eros, bajando el látigo por su clavícula, rozando el borde del escote de su blusa.Lu