La puerta se abrió tras ella. Karem se levantó de golpe, con el corazón acelerado. Por un segundo pensó que Liliana había regresado. Que estaba dispuesta a escucharla, a perdonarla.—¡Liliana, yo…! —empezó a decir, pero las palabras murieron al ver que quién estaba en el umbral de la puerta no era Liliana. Era Alessandro, cuya expresión era dura, impenetrable, como si hubiese dejado todo rastro de ternura fuera del camerino.—¿La conoces? —preguntó en seco—. ¿Vino a verte?La confusión en su rostro era evidente, pero detrás de ella se escondía algo más: desconfianza. Recordó el temblor en la voz de Liliana, sus ojos rojos. Algo no cuadraba.—Sí. Vino a verme —respondió Karem con un hilo de voz.—¿Qué quería? —insistió él, ahora con un tono más severo.Karem desvió la mirada. Sabía que no podía seguir ocultando la verdad. Mas, también sabía que, una vez dichas algunas verdades, no habría vuelta atrás.—Hay algo que nunca te conté —confesó finalmente, sintiendo un nudo en su ga
Ler mais