Ethan, como si nada, regresó la atención al interior del sótano. Las manos de Teo temblaban, respiró profundamente antes de mirar de nuevo al interior. El tipo vació todos los botes en el suelo, a los pies de los viejos, formando un camino hasta el fuego. Mientras Oscar se dirigió a la entrada y desapareció en las gradas. El hombre estaba a punto de dejar caer la última gota sobre la fogata. Cuando, Marcelo, enojado gritó - ¡ya vasta!. Al mismo tiempo, se escuchó un quejido por el otro lado - ¡ah! - se oyó un ruido fuerte y más quejidos - ¡golpéalo… - Justo después, alguien cayó desde la cima de las gradas directo al suelo de abajo. Oscar se levantó de inmediato y corrió hacia el otro lado - ¡rápido!, ¡hay que escapar! - cuando iba a mitad del camino, agreg&o
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