Dorian apretó los puños sobre sus rodillas. Recordar aquella época aún le provocaba un amargo sabor en la boca. Fue una victoria, sí, pero no fue suficiente para garantizar la seguridad de Somali.—A pesar de la victoria, entendí que no podía seguir teniéndote aquí —explicó el Alfa—. No solo por el Clan de Nolan, sino por los humanos. Ellos también representaban una amenaza constante. Su odio hacia nosotros, su necesidad de exterminar a los lobos, no hacía más que crecer. Cada día era una lucha para mantener el equilibrio, y si te quedabas a mi lado, corrías el riesgo de morir en cualquier momento. Porque, aunque seas mi mate, aunque lleves en tu interior un poder más grande del que siquiera imaginas… no eres inmortal, Somali.Hizo una pausa, permitiéndole asimilar sus palabras. —Yo podía resistir, podía enfrentar las guerras, las batallas… pero tú, no. Tú podías morir. En cualquier descuido, en cualquier emboscada, en cualquier ataque imprevisto. No importaba cuánto te protegiera, s
Leer más