Una o dos veces era tolerable, pero la insistencia terminó por fastidiarla. Él también tenía sus propios asuntos y no podía desperdiciar todo su tiempo en ella. Simplemente, no valía la pena.Después de desayunar, Sofía se dirigió a Inmobiliaria Panorama. Esta vez, condujo su propio carro.La recepcionista la saludó como de costumbre.—Por cierto, directora, vi que el señor Solís la espera en la sala de juntas.Sofía asintió.—De acuerdo, gracias.«Qué extraño», pensó. «Se suponía que el diseño tardaría tres días, y apenas han pasado dos. ¿Mateo habrá terminado tan rápido?»La idea la entusiasmó.Llegó a la sala de juntas y, efectivamente, allí estaban él y Lucía.Sofía entró. Al escuchar el repiqueteo de sus tacones, la niña se asustó un poco, pero al reconocerla, su expresión se suavizó.Su hermano la miró y una sonrisa amplia se dibujó en su cara.—Una disculpa por la molestia tan temprano.Sofía le respondió con una sonrisa.—No te preocupes, para nada es una molestia. Además, ya e
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