La familia Garibaldi siempre había sido fuerte, pero ahora enfrentaban una batalla que iba más allá de las rivalidades mafiosas. La lucha era por el alma de Coral, por darle la oportunidad de sanar y recuperar el control de su vida, antes de que el caos la consumiera por completo. Por eso era importante que su ahora socio el Greco entendiera todo—Permite que termine, y luego te digo el porqué —contesta Fabrizio—. Sigue, Vicencio.—Lo otro que le hicieron fue la tortura de humillación sexual —continúa Vicencio ante el terror de todos al escuchar tal cosa.—¿Qué quieres decir? ¿Violaron a mi hija? —pregunta Carlos, la voz temblando por la angustia.—No, señor, no de esa manera que está pensando —contesta Vicencio y agrega—. Y preferiría no decir lo que le hicieron, señor, quiero reservarme eso.—Es sufici

Cristal permanecía inmóvil, abrazando a su madre mientras su mente se llenaba de preguntas que parecían no tener respuesta. Coral y Maxi, una relación que, desde el principio, parecía estar condenada al desastre, producto de años de rivalidades entre sus familias. El amor entre ellos había sido un desafío directo al destino, algo tan peligroso y desgarrador como su propia historia con Gerónimo. Sin embargo, ahora parecía que el destino, como muchos habían advertido, les estaba alcanzando con toda su fuerza. Cerró los ojos por un instante, respirando hondo, pidiendo a ese mismo destino que dejara de ser su enemigo. Buscó una fuerza que parecía volverse esquiva dentro de ella, pero cuando habló, lo hizo con más firmeza de lo que esperaba.—Mamá, no te pongas así. Vas a ver que todo tiene una explicación, y Maxi se va a poner bien. Él es muy fuerte. Lo va a lograr, ya verás —le aseguró, aunque sus propias palabras eran para convencerse a sí misma. Rezaba con todo su corazón para que fu

Stavri, notando el dolor en su hija, se acercó a ella y la abrazó, al separarse le dijo con dulzura.—Vayan ya, es muy tarde. Nosotros nos quedamos con él. Vendrán mañana temprano —les recordó, acariciando el brazo de su hija en señal de despedida. Cristal respiró hondo, dejando que las palabras de su madre la empujaran a aceptar lo inevitable. Alzó la cabeza formalmente hacia sus padres y asintió.—Está bien, mamá. Descansen también... —susurró antes de apretar el brazo de Gerónimo, instándolo a moverse junto a ella. Se despidieron con un par de abrazos más, y pronto la pareja salió caminando lentamente, uno al lado del otro, en dirección al pasillo principal. El hospital estaba más silencioso que antes, pero no podía faltar aquel murmullo continuo que lo caracterizaba y las luces f

 Ella suspiró, todavía desconcertada. Pero entendió que no habría escape si no hacía lo que él pedía. Una sonrisa leve se formó en sus labios mientras se inclinaba y lo besaba, un roce que parecía destinado a suavizar la tensión. Luego, con suavidad, susurró encima de su boca:  —Está bien, sí quiero. Quiero que me hagas tuya.  Los ojos de Gerónimo brillaron con la satisfacción de la victoria, pero no se conformó.  —Por favor —murmuró posesivo.  Cristal, incapaz de resistirse a ese magnetismo oscuro y dominante, sonrió aún más mientras lo complacía:  —Por favor, amor, hazme tuya.   La sonrisa de Gerónimo fue breve pero cargada de intención, y de inmediato la sujetó con fuerza por las caderas, guiándola para

Mientras, en la casa de los padres de Gerónimo, Rosa se encontraba sola, observando el reloj con cierta inquietud. Intentó llamar a Ellie, pero esta no le contestó. Probó luego con su esposo, Giovanni, pero tampoco obtuvo respuesta. Sus dedos tamborileaban nerviosamente sobre la mesa mientras el teléfono permanecía en silencio. Finalmente, incapaz de quedarse quieta, decidió hacer algo.Se puso un abrigo oscuro, una llamativa peluca roja y unas gafas grandes para cubrir su rostro. Con pasos sigilosos, salió por la parte trasera de la casa, procurando no hacerse notar. Caminó una cuadra bajo la tenue luz de las farolas, hasta que se coló rápidamente en un pequeño apartamento. Minutos después, salió conduciendo un automóvil sencillo, uno que cualquiera diría pasaba desapercibido en las transitadas calles de la ciudad.Condujo sin rumbo al principio, dando vueltas i