Eva, Oriol y Augusto llegaron a Cataluña alrededor de las 6:00 pm, Augusto, estaba agotado, por lo que, Oriol lo bajó del auto y ayudó a Eva a llevarlo a su habitación. Luego de ello, el hombre se retiró a casa, ahí, en la soledad de su hogar, recordó su época de juventud, donde conoció a una bella mujer que era de clase humilde y que, por el prejuicio del que dirán, dejó ir. Oriol era un hombre maduro y atractivo, pero un hombre solitario. No podía negar que Eva era una mujer que le atraía, pero los años le habían enseñado a no poner los ojos en alguien que no podría corresponderle. Luego de tomar un baño, salió de casa, se sentía inquieto, por lo que lo mejor que podía hacer era ir al bar que siempre frecuentaba, tratando de despejar su mente. Al poco rato de salir de casa, llegó al lugar, el dueño lo reconoció y le dio la mesa de siempre, acto seguido, le llevó el trago que siempre solicitaba. Él miró el vaso con aquel líquido ámbar, se perdió un poco en los últimos días al lado
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