Capítulo — El Diploma y la Distancia Los días en Barcelona pasaban lentos para Julia, pero también firmes. Había tomado una decisión: no responder mensajes, no devolver llamadas y mucho menos escuchar las súplicas de sus antiguas compañeras. Anabela, Fátima y Jennifer insistieron varias veces. Querían hablar, “aclarar las cosas”, disfrazar lo que hicieron como una “broma sin mala intención”. Pero Julia no olvidaba esas risas, ni esas palabras que todavía le taladraban la mente. No, no había perdón posible. En el cuarto de la residencia universitaria, las tres murmuraban entre sí, inquietas y con la conciencia cargada. —¿Y si se le ocurre denunciar? —dijo Jennifer, nerviosa, mordiéndose una uña. —No creo. Julia nunca fue de problemas… —intentó justificarse Fátima, aunque su voz carecía de convicción. —Estudiamos psicología, ¡por Dios! Nosotras mismas deberíamos haber sabido los riesgos… y lo hicimos igual —añadió Anabela, con un dejo de arrepentimiento que llegaba demasiado tarde.
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