Ava estaba por llegar.Acostada en la cama, Scarlett podía escuchar los tacones altos en el pasillo. A regañadientes, reconoció la pesadilla de su infancia: los pasos de Ava.Ava no entró, solo habló con Sebastián, quien aparentemente estaba vigilando la puerta.—¿¡De verdad lograste que se lo bebiera!? —Ava celebró como un pájaro emocionado—. ¿Está ahí dentro?—¿Dónde más? —Preguntó Sebastián con impaciencia—. ¿Dónde está mi pago?Scarlett lo habría despedazado solo con los dientes si hubiera podido, pero no podía. Ni siquiera podía liberarse de su maldita corbata, mucho menos conseguir su improbable venganza. Todo lo que podía hacer era gritar, pero eso nunca le había funcionado antes.Scarlett miró hacia la ventana.No estaba demasiado lejos, ni demasiado alta sobre el suelo.—He cambiado de opinión —dijo Ava con su emblemática voz dulce—. Renunciaría al heredero de la familia Green, por ti Sebastián.Ava enfatizó su nombre, innecesariamente alto.—Ella está completamente inconscien

Scarlett hubiera preferido que la cama se la tragara entera antes que salir y enfrentarse a todo el drama en su vida. Pero, ¿cuándo se le cumplían sus deseos?No habían pasado un par de minutos desde que Johnny Vanderbilt y Sebastián abandonaron la habitación cuando la puerta se abrió de golpe nuevamente. Scarlett se incorporó en la cama y se encogió nerviosa, temiendo que los tipos enviados por Ava hubieran regresado.Pero era Lilith.—¡¿Dónde has estado?! —Exclamó Scarlett, aliviada.Estaba tan feliz de ver una cara amiga en ese momento que ni siquiera notó al hombre que seguía a Lilith hasta que comenzó a hablar.—¡¿Quién te hizo esto?!Scarlett abrió los ojos de par en par, mirándolo fijamente. —¡¿Damián?!Su mirada saltó entre él y Lilith, quien mantenía la cabeza baja, casi pegada al suelo mientras intentaba desatar a Scarlett, como si no hubiera escuchado su exclamación.—¡Esa es mi línea! —Chilló Scarlett, clavando sus ojos en Lilith.¡Su amiga lo odiaba y ni siquiera quería ha

Silco —bueno, ahora Johnny Vanderbilt—, ERA el enemigo más poderoso al que Sebastián se había enfrentado jamás.Silco había construido una fortaleza tan impenetrable alrededor de Scarlett y de él, que ninguno de los métodos habituales podía acercarse a ellos. Sebastián acudió a Ava para presionarla a hacer un movimiento contra Scarlett, porque Silco parecía tener una buena fuente que le informaba sobre lo que Sebastián estaba haciendo. Si Sebastián usaba a su propia gente para fingir lastimar a Scarlett, no caería en la trampa. Necesitaba que el peligro en el que Scarlett se encontrara fuera lo más real posible.Entonces, todo se trataba de atraer a Silco.Sebastián sospechaba que Silco era Johnny Vanderbilt. Ese hombre tenía el poder y los recursos necesarios, solo le faltaba un motivo. Para probar esa teoría, Sebastián eligió a los Green para su prueba....El rumor decía que la señora Green odiaba a los Vanderbilt.Ese era el único lugar donde Johnny Vanderbilt no podía colocar fácil

—¿Te acostaste con ella? —Gritó Scarlett, e inmediatamente Damián le cubrió la boca, mirando alrededor con pánico.Lilith no estaba cerca. Gracias a Ava, nadie se encontraba cerca de esa habitación.—Pero, ¿por qué te odia tanto? Tú... ¡no lo hiciste! —Scarlett empujó a Damián—. ¡No me digas que la forzaste!—¡Por supuesto que no! —Protestó Damián con una expresión ofendida—. ¿Qué clase de monstruo horrible crees que soy?—Un monstruo que habla sobre asesinar a su propia hermana con sus amigos como si estuviera hablando del clima —lo atacó con sarcasmo, poniendo los ojos en blanco mientras cruzaba los brazos—. Considerando que dejaste que Lilith criara sola a Alice durante cinco años, ¡mi juicio sobre ti podría ser demasiado amable!—¡No la dejé! En realidad, no sabía que estaba embarazada cuando se fue. — Damián le suplicó mientras Scarlett se alejaba, con las manos juntas—. La he estado buscando todo este tiempo, pero supongo que tuve parte de culpa en su partida.—¿Qué has dicho? —S

Ella podía tenerlo todo.Solo necesitaba manejar el anuncio con delicadeza ese día. Necesitaba parecer halagada por la decisión de la señora Green, triste por su frío matrimonio, pero esperanzada de hacer que las cosas funcionaran con Sebastián, si pudiera.Así que, si las cosas no salían con Sebastián como había planeado, siempre podría quejarse con Sophia Green sobre que había intentado lo mejor con su matrimonio, pintar a Sebastián como el que le había hecho daño para conseguir a Scott y el título de reina de los Green que venía con ello.Era un plan sencillo. Había estado haciendo eso toda su vida, había sido "la chica de Sebastián" toda su vida, mientras coleccionaba a los chicos ricos como polillas atraídas al fuego.Ya había practicado bastante esa habilidad.La clave era no darles lo que querían. Ese era el problema de Scarlett. Ava contuvo sus músculos para no reírse en voz alta, había sido testigo de cómo Scarlett persiguió a Sebastián desde el primer día.Scarlett quería dar