Scarlett hubiera preferido que la cama se la tragara entera antes que salir y enfrentarse a todo el drama en su vida. Pero, ¿cuándo se le cumplían sus deseos?
No habían pasado un par de minutos desde que Johnny Vanderbilt y Sebastián abandonaron la habitación cuando la puerta se abrió de golpe nuevamente. Scarlett se incorporó en la cama y se encogió nerviosa, temiendo que los tipos enviados por Ava hubieran regresado.
Pero era Lilith.
—¡¿Dónde has estado?! —Exclamó Scarlett, aliviada.
Estaba tan feliz de ver una cara amiga en ese momento que ni siquiera notó al hombre que seguía a Lilith hasta que comenzó a hablar.
—¡¿Quién te hizo esto?!
Scarlett abrió los ojos de par en par, mirándolo fijamente. —¡¿Damián?!
Su mirada saltó entre él y Lilith, quien mantenía la cabeza baja, casi pegada al suelo mientras intentaba desatar a Scarlett, como si no hubiera escuchado su exclamación.
—¡Esa es mi línea! —Chilló Scarlett, clavando sus ojos en Lilith.
¡Su amiga lo odiaba y ni siquiera quería