Todos los capítulos de La esposa descartada del magnate y su hija secreta: Capítulo 101 - Capítulo 104
104 chapters
Capitulo 101- Solo un sueño ?
Axel se quedó en silencio un momento , como si tratara de leer entre líneas mi respuesta. Luego, con voz baja, casi como una caricia, dijo:—Seguramente estás muy cansada, amor.Asenti. Sentía el cuerpo pesado, como si todo el día se me hubiera ido encima de golpe. —Ven —dijo con suavidad, ofreciéndome su brazo—. Vamos a cambiarte. Estarás más cómoda.No dije nada, pero lo seguí. Caminamos despacio hasta el armario. Axel abrió las puertas y sacó una bata de dormir de algodón blanco, suave al tacto. Me la entregó y luego, sin decir palabra, se giró para darme algo de privacidad.Me vestí lentamente, sintiendo el cansancio acumularse en mis piernas, en mis hombros, incluso en mi espalda baja, donde el peso del embarazo empezaba a hacerse más notorio. Cuando terminé, le di un leve toque en el brazo.Él se volteó al instante y con una delicadeza que me tomó por sorpresa, me ayudó a caminar hasta la cama. Sus manos firmes me sostuvieron por la cintura, como si temiera que me desmoronara e
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Capitulo 102- La verdad entre las sombras
El aire fresco de la mañana seguía filtrándose por la ventana cuando decidí darme un baño rápido. Sentía la piel pegajosa por el sudor de la pesadilla y necesitaba quitarme de encima esa sensación de angustia que todavía me oprimía el pecho. Caminé hacia el baño y abrí la ducha, dejando que el agua templada corriera sobre mi cuerpo. Cerré los ojos mientras el vapor llenaba el espacio, y traté de concentrarme solo en el sonido del agua golpeando el suelo de mármol.No podía seguir dejándome arrastrar por un sueño, por muy real que hubiera parecido. Tenía que vivir en el presente. En lo que sí recordaba. En lo que tenía ahora.Salí del baño envuelta en una toalla, con el cabello húmedo cayendo en ondas desordenadas sobre mis hombros. Fui al vestidor y, sin pensarlo mucho, tomé un vestido rosado de algodón, sencillo pero bonito, que caía sobre mi cuerpo con suavidad. Me peiné con los dedos frente al espejo y me puse unas sandalias planas. Nada elaborado. Sólo quería sentirme… normal.Baj
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Capitulo 102- La verdad entre las sombras
El aire fresco de la mañana seguía filtrándose por la ventana cuando decidí darme un baño rápido. Sentía la piel pegajosa por el sudor de la pesadilla y necesitaba quitarme de encima esa sensación de angustia que todavía me oprimía el pecho. Caminé hacia el baño y abrí la ducha, dejando que el agua templada corriera sobre mi cuerpo. Cerré los ojos mientras el vapor llenaba el espacio, y traté de concentrarme solo en el sonido del agua golpeando el suelo de mármol.No podía seguir dejándome arrastrar por un sueño, por muy real que hubiera parecido. Tenía que vivir en el presente. En lo que sí recordaba. En lo que tenía ahora.Salí del baño envuelta en una toalla, con el cabello húmedo cayendo en ondas desordenadas sobre mis hombros. Fui al vestidor y, sin pensarlo mucho, tomé un vestido rosado de algodón, sencillo pero bonito, que caía sobre mi cuerpo con suavidad. Me peiné con los dedos frente al espejo y me puse unas sandalias planas. Nada elaborado. Sólo quería sentirme… normal.Baj
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Capitulo 104- Confrontarlo
Después del desayuno, Axel dijo que tenía que encerrarse un rato en el despacho para adelantar algunos asuntos importantes. Me besó la frente con suavidad y se despidió de Diana con una caricia en el cabello, prometiéndole que más tarde jugaría con ella en el jardín si terminaba a tiempo.—Disfruten el sol, mis amores —nos dijo antes de desaparecer por el pasillo.Yo tomé la mano de Diana y juntas salimos al jardín. El aire estaba tibio, la brisa movía las hojas con una suavidad que daba gusto respirar. El cielo tenía un azul limpio, y los árboles parecían susurrar secretos antiguos entre ellos. Era un día hermoso, y aunque mi pecho todavía sentía ese peso invisible, decidí disfrutar ese momento con mi hija.Diana corrió de inmediato entre las flores, riendo mientras sus rizos rebotaban con cada paso.—¡Juguemos a las escondidas, mami! —gritó, escondiéndose detrás de uno de los arbustos.—Está bien —le respondí, fingiendo no verla—. ¿Dónde estará Diana? ¡Desapareció!—¡Estoy aquí! —gr
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