PIEROUna semana después de nuestra unión civil en Las Vegas, la casa de mi suegro se convirtió en un verdadero campo de batalla, en el que mi cuñada era la comandante de pelotón. Nuestro único deber, junto con Josh y Lucio, era decir que sí a todo lo que Lina demandaba. No había lugar para réplicas, negativas o dudas, y el solo hecho de verla de aquella manera, me ponía de buen humor porque me había ganado el corazón de la más dulce y comprensiva de las hermanas Davis.—¿Siempre es así? —pregunté a Josh y éste esbozó una mueca, ladeando la cabeza—. Creo que he sido el más afortunado de los tres —bromeé y Lucio sonrió.—Creo que te has llevado a la más tranquila de las tres; aunque no deberías bajar la guardia… —Josh palmeó mi espalda y negué.—No creo que con Sabrina tenga que preocuparme por cosas inesperadas —dije convencido y ambos rieron—. ¡¿Qué?!—Sabrina podrá no ser escandalosa como Alison —dijo Lucio.—O demandante como Lina —acotó Josh.—Pero vaya que tiene formas de también

PIERO—Viéndolo desde ese punto, tal vez tengas razón. —Me vio con decepción por no haberle dado alas a lo que a leguas se notaba, comenzaba a sentir—. Pero, aquí lo único que importa es que tú seas feliz. Admito que ese hombre, a pesar de haberse comportado a último momento conmigo, no me termina de agradar, pero ese no es mi asunto, Danna. Al único a quien debes escuchar, es a tu corazón, luego lo demás se irá acomodando solo.—Lo pensaré —susurró apenas y besé su frente.Oímos la marcha nupcial que la orquesta comenzó a tocar y supe que había llegado el momento de tomar mi lugar.Al mismo tiempo que lo hacía, Leo llegó apresurado, disculpándose y dándome un abrazo para ocupar su sitio tras de mí, junto con Lucio.Respiré hondo cuando vi a sus amigas caminar lento hasta el altar. Fue muy emotivo que el hijo de Alina y la pequeña de Alison, recorrieran el camino en carriolas blancas, vestidos con ropa del mismo color y cada uno trayendo delante, sobre un pequeño colchón blanco, los a

Día de la despedida de soltera de Alison en París…—Bueno chicas, mientras Sabrina va por los zapatos con Lucio, repasemos el plan.Dijo Alison, en el apartamento que ocupaba Sabrina durante su estadía en París.—No estoy segura de que sea una buena idea. Si a Sabrina le gustara, no se habría resistido demasiado a los encantos de ese hombre que podría tener a cualquier mujer que se le antojara.Alina estaba poco convencida.—Creo que se decepcionaría mucho de nosotras si se enterara —Sara comenzaba a echarse para atrás.—Hasta Lina está de acuerdo conmigo, ¿y ustedes no? —Alison estaba molesta; sus planes estaban a punto de caerse si no conseguía la cooperación de todas.—¿Y si no resulta? —preguntó Mila, bastante preocupada.—Resultará. Ellos se gustan y apuesto a que Piero está enamorado de Sabrina… solo es cuestión de darles un empujón, o en este caso, un anillo y un acta de matrimonio —insistió Alison, quien al notar que todas comenzaban a dudar, suspiró hondo y bufó—. No me dejan

Cuando llegaron a su piso, primero las mujeres metieron a Sabrina al cuarto de Piero y la desnudaron, tapándola con una sábana. Luego, Lucio y Josh se ocuparon del hombre, haciendo lo mismo.—¡¿Pero qué demonios está pasando?! —El padre de las Davis despertó al oír tanto alboroto.—¡Papá! —dijo Alison—. Adivina quien tuvo un arranque de locura por amor y se nos casó.Gerald la miró perspicaz, preguntándose qué travesura había cometido esta vez la menor de sus hijas.—¿Qué has hecho, ahora?—Es verdad, papá —dijo Lina y esta vez el hombre denotó preocupación—. Sabrina y Piero se casaron en un arranque de locura; no hubo modo de detenerlos.—Debes estar bromeando —Lina negó—. Tarde o temprano iba a suceder, y ese hombre no me cae mal —dijo Gerald, para sorpresa de todos—. Tomaré mis cosas, me iré al otro apartamento y Josh, hará lo mismo. Los recién casados querrán su privacidad.—¿Y Alina? —preguntó Josh y las mujeres se vieron unas a otras. Josh había llegado en el coche de Lucio con