La familia Méndez brindó alegremente.En ese momento, Luciana notó que Mateo, quien había permanecido en silencio durante toda la velada, no se había involucrado en la conversación, manteniéndose bastante discreto; después de que Valentina se marchara, él seguía mirando fijamente hacia la dirección por donde se había ido, algo distraído.—¿Qué sucede? ¿No estás de acuerdo con nuestra inversión? —Preguntó Luciana.Mateo levantó los ojos y miró al doctor sentado frente a él. El doctor se sintió algo intimidado, pues la mirada del señor Figueroa, aunque sutil, era penetrante, como si pudiera ver a través de él. Tanto el señor Figueroa como Valentina le causaban cierto temor.Sin embargo, él solo le dirigió una mirada indiferente. —No es nada, ustedes pueden decidir sus asuntos. —Dijo mientras se ponía de pie. —Tengo que irme, hay algo que debo atender.—Señor Figueroa, ¿se va tan pronto? Ni siquiera hemos cenado. —Intervino Marcela, haciéndole una seña a Luciana con los ojos.Luciana sabí
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