—Después de que la señora entró a la habitación, solo pude seguir sus órdenes, señor presidente, y fui a buscar una mujer para que viniera.
Esa mujer era Aitana.
El rostro de Mateo quedó inexpresivo. —Entiendo.
Mateo entró al baño para darse un baño con agua fría.
El agua caía sobre su cabeza mientras se lavaba con los ojos entrecerrados.
Tenía varios arañazos en el cuerpo y una profunda marca de dientes en el hombro. Había creído que estas marcas se las había dejado Valentina.
Pero no era así.
Lo de anoche solo había sido un sueño.
Un sueño erótico donde imaginó estar con Valentina.
Pero ella nunca estuvo ahí.
Y él se había acostado con su compañera.
Mateo se frotó furiosamente, intentando borrar esas marcas de su cuerpo.
"¡Bam!"
Al final, Mateo golpeó la pared con un puñetazo firme.
Aitana, ya vestida, esperaba a Mateo en el estudio.
Pronto entró, recién bañado, vistiendo una camisa blanca y pantalones negros. Su rostro no mostraba ninguna emoción, recuperando su habitual aire frío