Elizabeth —Me parece insensato que creas que toda la vida seré tu otra opción y no, no es así. Que te quede claro que nada lo conseguirás fácil. Si te casas, adelante...—dejo caer las palabras que no me permiten el acceso a respirar, así que me levanto para voltear y tragar fuerte—No te juzgare, no te reclamaré, pero me daré a respetar y eso vale más que las palabras con relleno. Cásate, haz lo que quieras, no tienes que dar explicaciones, al fin y al cabo somos socios nada más.«No lo hagas, no te alejes».«Por favor».No puedo pedirte que te quedes, por ende tampoco estoy conforme en que lo intentes...Unas manos heladas y con leve temblor se situan en mi cara. Reacciono al notar la fina vena que sobresale en su frente. Retrocedo intentando quedar a una distancia prudente para ambos, distancia que cada vez me lastima más...Realmente estoy destinada a dejar ir a las personas, mi vida se basa despedida tras otra, y duele.—Elizabeth...—la voz le falla al hablar. Nunca pensé que suce
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