102. La llegada de los cachorros
Pov Leina Hoy es uno de esos días en los que me gustaría besar a Bastian por ser tan lindo y tierno conmigo, a pesar del mal momento. Ya no recuerdo la última vez que tuve la horrible pesadilla en la que lo había perdido y ya no estaba conmigo, tal vez desde que acepté que cada mañana, al despertar, él siempre estaba allí acariciándome. Había tomado la costumbre de dormirme siempre sobre él; decía que así sentía su calor y no tenía pesadillas. Funcionó, aunque a veces, por la incomodidad de los cachorros, terminaba en la cama. Y ahora está aquí conmigo, repitiendo las respiraciones conmigo una vez más. De verdad, amo a ese hombre y desafiaría a todo, de ser necesario. —Hmm… ahora sí duele, y mucho. —Está bien, ya vienen las doncellas y la sacerdotisa, espera. Entraron las doncellas acomodando las sábanas y la cama. Sabía por la sábana gruesa doblada que perdería hoy mucha sangre. —Vamos, nena. Me acomodé en la cama, apretando fuerte la mano de Bastian con una contracción que
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