Kiara se llena de pánico porque mencionan su nombre y ni siquiera puede ver quién es. Suelta la tela del vestido y este cae como cascadas sobre sus pies. Ella intenta cubrir sus ojos de la intensa luz del auto y no puede, aún así, ver nada. Sintiéndose acorralada, intenta huir, pero pisa la tela del vestido y eso la hace tambalear. La chica termina cayendo al suelo, lastimando sus rodillas. Llena de indignación por haberse caído y perder ventaja, solloza, y con sus ojos cristalinos ve unos zapatos muy finos de cuero color negro, bien pulidos. —Por favor, no me haga daño... por favor— suplica. —No quiero hacerle daño, señorita Watson. No sé si me recuerda, soy el hombre a quien le pediste ayuda en la carrera. Soy el nieto del abogado Nguyen. —¿El señor Nguyen?— Kiara alza su mirada y, al ver al hombre que está ante ella, confirma que sí es el de la otra vez. —Mi abuelo está en el auto. Por favor, déjese ayudar. Viene alguien. Por favor, permítame ayudarla. —Sí, por favor... se
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