Cerré los ojos y dije, seria:—Quiero estar sola un rato.Javier suspiró y, después de unos segundos, lo escuché alejarse poco a poco.Solo cuando se cerró la puerta, volví a abrir los ojos.Por más que me repitiera que solo fue una pelea con Mateo y que no era nada serio, no podía dejar de llorar.En poco tiempo, la almohada ya estaba empapada.Cuando cayó la tarde, Valerie y Alan vinieron a verme.Los dos ya sabían lo que pasó gracias a Javier.En cuanto llegó, Valerie empezó a despotricar contra Mateo, como si él fuera el peor hombre del mundo.Alan intentó defenderlo, pero Valerie le lanzó una mirada fulminante y él se calló de inmediato.—Qué rabia, Aurorita. Dime, ¿Mateo no tendrá algún trastorno? Después de todo lo que pasaron para estar juntos, ¿y ahora se rinde así nomás? ¿Qué demonios le pasa? —reclamó Valerie, indignada.Me quedé mirando el techo, sin ganas de hablar ni de moverme.Valerie se sentó a mi lado y me apretó la mano, furiosa.—Ese hombre está loco, es un desgraci
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