Después de eso, todo sucedió con una rapidez sorprendente. Richard se dirigió a la mansión Fankhauser para cenar junto a la familia de Marfil. Kisa, aunque un poco escéptica al principio, terminó llevándose una grata impresión del prometido de su hermana.Richard era un hombre amable, cortés y bien educado. Tenía esa clase de elegancia que no parecía forzada, sino natural, y su sonrisa tranquila lo hacía parecer confiable. Era, tal como lo había descrito Marfil en más de una ocasión: bueno, considerado… y guapo. Eso último, por más que quisiera ignorarlo, Kisa no podía negarlo. Al menos en lo que respecta a modales y presencia, Richard pasó su prueba sin inconvenientes.Luego llegó el día de la fiesta de compromiso. Fue un evento grande, fastuoso, organizado en un amplio salón de eventos que se llenó rápidamente con los invitados. Estaban presentes los Fankhauser, la familia de Richard, así como sus amigos. Marfil no era una mujer de muchos amigos; de hecho, Vanya era prácticamente su

Richard frunció ligeramente el ceño al notar la seriedad en el rostro de su padre y lo observó con cierta inquietud.—¿De qué estás hablando, papá?—Ya lo verás, hijo. No será ahora mismo, pero después de la boda hablaremos. Ya llegará el momento. Por ahora, disfruta esto. Disfruta tu gran día, disfruta la ceremonia en la iglesia, la fiesta, la emoción del compromiso. Vive plenamente ese instante, tu unión con ella... con Marfil. No voy a arruinar tu matrimonio, hijo. Tampoco voy a obligarte a que te apartes de ella, pero quiero que seas tú mismo quien lo descubra, que seas tú quien se dé cuenta si vale la pena tenerla a tu lado, si realmente ella va a luchar contigo y por ti. Y cuando lo descubras... bueno, entonces sabrás qué camino tomar.Y sin añadir nada más, se dio la vuelta, dejando a Richard paralizado, con el pecho apretado por una sensación difícil de nombrar. Confusión. Alerta. Algo se había encendido dentro de él, un presentimiento que no alcanzaba a definir, pero que deci

A la mañana siguiente, tras una noche frustrante y silenciosa en lo que debía haber sido el inicio de su luna de miel, Richard se presentó personalmente en el banco. Su semblante era serio, tenía los ojos ligeramente hundidos por la falta de sueño y el estrés era evidente en cada uno de sus gestos. Apenas llegó a la ventanilla, pidió hablar con un encargado, buscando respuestas inmediatas. Las tarjetas no habían funcionado y el vuelo fue cancelado sin remedio. Necesitaba saber qué había pasado con su cuenta.El empleado del banco lo atendió con profesionalismo, pero sin ofrecer muchas explicaciones.—Señor Morgan, lo lamento, pero su acceso a la cuenta ha sido bloqueado.—Sí, eso ya lo sé, pero ¿por qué? —Ha sido una instrucción directa del titular de la cuenta. Más detalles no podemos brindarlos por políticas internas.El titular era su padre, entonces no hubo más que hablar. El mensaje era claro: Aarón había cerrado el grifo. Pero Richard no se quedó quieto. En cuanto salió del ba

Richard regresó a su mansión con la mirada baja, cargando un peso que parecía doblarle los hombros. Cada paso que daba hacia la puerta principal le parecía más difícil que el anterior. Sentía que caminaba hacia una tormenta sin refugio posible. No sabía exactamente cómo enfrentarse a Marfil, cómo mirarla a los ojos y decirle todo lo que había pasado. Le había prometido tantas cosas… un futuro sin preocupaciones, estabilidad, lujo, estudios, viajes. Pero ahora, con lo que su padre le había dicho, todo eso se desmoronaba. No podía ocultárselo. No era algo que pudiera maquillar o suavizar. Tenía que contárselo.Apenas cruzó el umbral de la casa, fue recibido por una de las dos empleadas que había contratado. La mansión, por su tamaño, requería de más personal, pero hasta el momento solo había incorporado a dos, ya que Marfil era quien residía allí antes de la boda. Después de la luna de miel, Richard planeaba contratar más personal para que la rutina fuera más llevadera, pero ahora todo

—Richard, hay muchas cosas en juego, demasiadas. ¿No lo ves? ¿De verdad no puedes mirar el mismo escenario que estoy viendo yo? ¿No puedes entender lo grave que es esto? ¿Lo trágico que se ha vuelto todo? Me estás diciendo que tenemos que dejar esta mansión, esta casa que dijiste que sería mía, ¡mía! ¡Dijiste que aquí envejeceríamos juntos! Y ahora me vienes con que debemos empacar todo y mudarnos a una casa más modesta. ¿Y la luna de miel que me prometiste? Esa luna de miel con la que soñé tanto... ahora resulta que está "suspendida", como a ti te gusta decirlo.Se pasó las manos por la cara, en un intento inútil de contener sus lágrimas.—Me hiciste promesas, Richard. Tantas promesas… ¿Y ahora qué? Me dices que ninguna de ellas vas a poder cumplirla. ¿Cómo quieres que me sienta? ¿Cómo esperas que reaccione? ¿Acaso me estás pidiendo que simplemente me conforme? ¿Que por amor me resigne a una vida que no quiero? ¿Te das cuenta de lo que estás diciendo, Richard? ¿De lo que me estás pid