Ricardo miró a Andi un par de veces. Como dijo Marina, Andi es un niño muy fuerte. No es de extrañar que la tía de Andi sea tan malgeniada. Cuando estaba en Valle Motoso, escuchó la voz de su tía en una llamada. Definitivamente sonaba como una persona enferma. —Si es tu tía, entonces iré con ustedes al hospital. Aprovecho para verla. —dijo César. Así podría conocer a la familia de Andi. Si ella está tan enferma que no puede cuidarlo, podría asumir la responsabilidad por un tiempo. De todas maneras, Andi es muy juicioso. —No, no es necesario. —Ricardo lo rechazó sin dudar, tomando a Andi en sus brazos. —Tú, un gran presidente, siempre tan ocupado, ¿por qué hacer el esfuerzo de ir al hospital? Además, los pacientes necesitan descansar. Si tienes algo que preguntar, yo lo llevaré por ti. —¡Adiós, adiós! —Ricardo abrazó a Andi y empezó a caminar, pero se detuvo de inmediato. —Dile adiós a tu tío César. Andi agitó la mano, con los ojos aún algo rojos. —¡Hasta la próxima,
Leer más