"Leila, tienes que calmarte", Liana le dice a Leila en la sala de estar de su apartamento.Leila deja de caminar de un lado a otro, mira a su madre un segundo y continúa, con amargura y rabia revolviéndose en su interior.Nunca lo vio venir, ni en un millón de años, nada le daba una pista de cuál era el verdadero plan de Antonio, nada.Por un lado, agradece que, como todo el mundo, él haya caído en el engaño de Carmela y no va a tener ojos para ella, así será más fácil rechazarlo, pero por otro lado, Carmela se ha vuelto a escapar.Siempre que parece que está a punto de conseguir alguna victoria sobre Carmela, algo pasa y la tortilla se da la vuelta pero eso es lo que menos le preocupa ahora mismo, tiene que proteger a Amara y a ella misma pero sobre todo a Amara.Si es capaz de reconocer a Carmela como su pareja delante de ella sin ningún remordimiento, es señal segura de que ella le importa un pepino y no dudaría en hacerle daño a ella y a su hija."¿Dónde está la abuela?". Hac
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