Ante la orden dada por la antigua reina, Samael soltó un suave quejido antes de rodar los ojos, pues su intento de lobo había gimoteado en su interior.―Anna, cariño, por favor, ve con tu familia ―le pidió Claire―Gracias, tía Claire ―dijo Anna antes de acelerar el pasoUna vez que ella entró a la habitación, Lysander cerró la puerta detrás de la joven y se quedó custodiando la entrada.―Muy bien, continuemos ―dijo Atenea, quien, ocasionalmente, le dirigía miradas curiosas a Dante―Dinos, Alastor, ¿qué pasó durante tu confinamiento? ―le preguntó Iktan―Mi tío, solía visitarme un par de veces al día para “disciplinarme” ―contó Alastor antes de soltar un bufido ―Bueno, supongo que, a estas alturas, ya debería decir que Tabatha iba a visitarme un par de veces al día ―Ante las palabras de Alastor, Samael asintió con orgullo.―Confírmame algo Alastor ―dijo Atenea, quien, en ese momento, revisaba sus anotaciones ―A la edad de doce años, fuiste privado de tu libertad, ¿cierto? ――Así es, ex
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