Inicio / Romance / busco una esposa por contrato / Capítulo 261 - Capítulo 266
Todos los capítulos de busco una esposa por contrato : Capítulo 261 - Capítulo 266
266 chapters
Capítulo 261 Una llamada inesperada
El reloj marcaba las once de la mañana. La luz del sol entraba a través de las grandes ventanas de la oficina de Alejandro Ferrer, iluminando los documentos esparcidos sobre su escritorio. Ricardo Medina, su inseparable amigo y mano derecha, estaba sentado frente a él, hojeando algunos papeles mientras Alejandro, absorto, apenas lograba concentrarse en lo que leía.De pronto, Alejandro dejó el documento a un lado y se levantó de su silla, caminando hacia la ventana con las manos en los bolsillos, su ceño fruncido en una expresión de profunda preocupación.Ricardo alzó la vista, notando de inmediato su actitud.— ¿Qué sucede, Alejandro? —preguntó, cerrando la carpeta que tenía entre las manos—. Te noto... pensativo.Alejandro soltó un suspiro largo y pesado antes de girarse para mirarlo.—No puedo dejar de pensar en Irma —admitió finalmente—. Es tan joven... Aún me cuesta creer que esté enferma. Es como si, en cualquier momento, fuera a desaparecer de mi vida, así como Camila lo hizo..
Leer más
Capítulo 262 Pruebas irrefutables
El ambiente en la oficina de Alejandro Ferrer seguía cargado de tensión. Ricardo y Andrés se encontraron de pie frente a él, los tres sumidos en un profundo silencio mientras las palabras de la llamada resonaban en sus cabezas.La acusación contra Margaret era tan grave que parecía imposible de creer, pero también demasiado peligrosa como para ignorarla.Estaban a punto de comenzar a planificar una investigación cuando el teléfono de Alejandro vibró sobre el escritorio.Los tres hombres se sobresaltaron, cruzando miradas rápidas.Alejandro extendió la mano y tomó el dispositivo. Era un nuevo mensaje. Frunció el ceño al ver que provenía de otro número desconocido.— ¿Qué pasa? —preguntó Ricardo, viendo la expresión tensa de su amigo.—Es otro mensaje —dijo Alejandro, su voz cargada de sospecha.Abró el mensaje, y sus ojos se agrandaron al instante.Lo que vio hizo que se quedara completamente inmóvil, como si su sangre se hubiera congelado.—No puede ser... —Susurró Alejandro, llevándo
Leer más
Capítulo 263 Decisiones y amenazas
El reloj marcaba las cinco de la tarde. Afuera, el cielo comenzaba a pintarse de tonos anaranjados y dorados. Los ventanales de la oficina de Alejandro Ferrer permitían que la luz suave del atardecer bañara la sala con una calidez engañosa. Porque dentro de esa oficina, las tensiones no hacían más que crecer.Alejandro estaba de pie, junto a la ventana, con los brazos cruzados y la mente ocupada. Andrés, sentado frente al escritorio, lo observaba en silencio. El ambiente era denso, cargado de emociones encontradas. Había dolor, rabia, sed de justicia… y una determinación que se reflejaba en los ojos de ambos hombres.El teléfono de Alejandro vibró sobre el escritorio, interrumpiendo el silencio. Él caminó hacia él y, al ver el nombre en la pantalla, una sonrisa leve curvó sus labios.—Es Irma —murmuró, como si dijera algo que le reconfortaba el alma.Contestó de inmediato.—¿Ahí?—Hola… —dijo la dulce voz de Irma al otro lado de la línea—. ¿Cómo estás?—Estoy bien. Me alegra escuchart
Leer más
Capítulo 264 La verdad de lo que siento
La tenue luz del estudio iluminaba el rostro de Alejandro Ferrer con un matiz dorado y cálido. La madera oscura de las estanterías, repletas de libros y documentos, aportaba una sensación de refugio. El murmullo lejano del atardecer se colaba por las ventanas entreabiertas, y el leve crujido de la silla de cuero acompañaba el silencio que había quedado tras la llamada con Irma.Alejandro giró el celular entre sus dedos, aún pensativo. En su rostro se notaba una mezcla de serenidad y resignación. Andrés lo observaba desde uno de los sillones frente al escritorio, con los codos apoyados en las rodillas y los dedos entrelazados. La pregunta flotaba en el aire, suave pero directa.— ¿Te sientes feliz con Irma? —preguntó con un tono sincero, sin juicio, solo curiosidad.Alejandro levantó lentamente la mirada. Lo miró fijamente, como si en su mente se ordenaran las piezas antes de darle forma a la verdad.—La verdad... —empezó con voz baja—. Me siento bien con ella. Con Irma… olvido un poco
Leer más
Capítulo 265 Ecos de un amor que no muere
El reloj marcaba las seis con quince de la tarde cuando Alejandro Ferrer apagó su computadora, se levantó de su escritorio y tomó su chaqueta del perchero. Su teléfono vibró con una notificación, pero no la revisó. Lo deslizó en el bolsillo interior de su saco y caminó con paso firme hacia la puerta. Su secretaria lo vio acercarse y se puso de pie rápidamente.—¿Se retira, señor Ferrer? —preguntó con una leve sonrisa profesional.—Sí, Ana. No regreso por hoy. Que tengas buena tarde.—Igualmente, señor Ferrer.Alejandro le dedicó un leve gesto de cabeza y se dirigió al ascensor. Presionó el botón y esperó en silencio, con las manos en los bolsillos y el ceño ligeramente fruncido. Cuando las puertas se abrieron, entró sin mirar a nadie y descendió hasta el estacionamiento subterráneo. Al salir, buscó con la mirada su auto entre la hilera de vehículos. El silencio del lugar le ofrecía una calma extraña. Sacó las llaves, presionó el botón y las luces del coche parpadearon.Se acercó, abri
Leer más
Capítulo 266 Una decisión inesperada
Alejandro volvió al auto con el corazón palpitando con fuerza. Aquel encuentro con Marta le había removido más de lo que quería admitir. Su mente giraba alrededor de la fotografía que ahora llevaba en el bolsillo interno de su chaqueta, una imagen que pesaba más que el metal del marco que la contenía. Al sentarse en el asiento del conductor, la sacó con delicadeza, como si fuera un pedazo del alma de Camila que había quedado atrapado en el papel.La inspeccionada de reojo mientras encendía el motor; Los faros del auto cortaron la oscuridad de la noche. El rostro de Camila, sonriendo en un jardín desconocido, le devolvía la mirada como si intentara decirle algo desde otro tiempo, desde otra vida.— ¿Dónde te tomaste esta foto, Camila? —susurró, sintiendo un nudo en la garganta—. No recuerdo haber visto este jardín nunca.Guardó la imagen con cuidado en su chaqueta y apretó el volante, sintiendo cómo la impotencia le recorría el pecho.—Me voy a volver loco —murmuró, con los ojos nublad
Leer más
Escanea el código para leer en la APP