Faustino agarró el garrote con tanta fuerza que Manolo, aun usando toda su fuerza hasta ponerse rojo, no pudo recuperarlo.—¡Maldita sea, suéltalo inmediatamente, desgraciado!—¿Soltarlo? ¡Sueñas!Al ver las heridas en los cuerpos de Rosalba y las demás...Y a Ana todavía agarrando el pelo de Lara, ¡la sangre le hirvió de rabia!Tirando con todas sus fuerzas, ¡Faustino arrancó el garrote de las manos de Manolo!Luego, sin dudar ni un momento, ¡lo golpeó con toda su fuerza!—¡Ay...!Manolo soltó un grito de dolor y salió volando, escupiendo sangre, ¡incapaz de moverse!El garrote, grueso como un brazo, se partió al golpearlo.¡Eso demostraba la tremenda fuerza que Faustino había usado!—¡Maldito, me las pagarás!Manolo, humillado y furioso, apenas intentaba levantarse para enfrentarse a Faustino...Cuando Faustino le asestó otro golpe sin vacilar, rompiéndole la pierna y haciéndolo aullar de dolor.—¡Viejo, viejo! ¿Estás bien? ¡Maldito bastardo, te mataré!Al ver esto, Ana soltó el pelo
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