Viendo la firme determinación de Larisa, Armando y los demás dejaron de intentar convencerla.— Está bien, intentaremos encontrar otra solución, a ver si podemos encontrar al oficial Soto y al médico milagroso. —Rafael y Daniel se reunieron para discutir de nuevo el plan para entrar al agua.— Hija, este chico Faustino es afortunado, no te preocupes demasiado. —Federico y Liliana se acercaron a secar las lágrimas de Larisa y a consolarla.— Gracias a los policías por su arduo trabajo, iré a prepararles algo de comida. ¡Cuando encontremos a Faustino, lo haré agradecerles adecuadamente! —Lara dijo con gratitud. Luego, pidió a Larisa que cuidara de Rosalba, mientras ella y Victoria regresaban al pequeño consultorio para preparar la comida.— Rosalba, no te entristezcas, Faustino seguramente regresará sano y salvo. —Larisa consoló a Rosalba, que lloraba desconsolada.— Faustino, por favor, regresa sano y salvo, de lo contrario, ¿cómo le explicaré esto a tus padres fallecidos…? —Faustino,
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