Los días pasan con la lentitud particular que solo tienen las semanas previas a algo importante. Román se recupera más rápido de lo que los médicos esperan, como si su cuerpo respondiera con terquedad al deseo de volver a su vida y a su trabajo, a veces lo encontraba solo en el porche, con el brazo escayolado apoyado sobre el respaldo del banco, observando el jardín como si se aferrara a cada hoja, cada flor, como si intentara memorizarlo todo por si un día... no estaba.Yo fingía que no lo notaba.Me aferro a los preparativos de la ceremonia como una forma de distraerme. No será una boda grande ni pomposa. Nunca lo hemos querido así. Solo nosotros, Paloma, un puñado de familia cercanos, flores blancas y mucha luz natural. Quiero que todo sea íntimo, cálido, real. Como lo que hemos construido con tanto cuidado a pesar de todo lo que nos ha tocado enfrentar.Es media tarde y estoy sentada en el sofá del salón, con una carpeta abierta sobre el regazo y mi celular en la mano. Estoy revis
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