De regreso

Lucas

Después de saludarnos me lleva hacia su apartamento donde tranquilamente nos sentamos a hablar, con una botella de cerveza en mano, como en los viejos tiempos.

—Lo que te voy a contar hasta a mí me ha sorprendido, Lucas.

—¿Qué pasa?

—Tú conociste a Alana, sabes que es la mujer de mi vida.

—Lo sé, pero…

Levanto su mano para detenerme y respiró para continuar.

—No me interrumpas, por favor, esto lleva su tiempo. En fin, hace nada más unos días descubrí que Alana es la misma chica de hace cinco años en aquel club. —Mis ojos se abrieron de par en par, qué casualidad de que volvió a encontrar a esa chica y no es otra que su prometida. La verdad eso era un alivio, porque sé que siempre se sintió mal por aquella noche haberle robado la virginidad estando bebido. En mis locos pensamientos caí en que era la amiga de Paula, entonces…— ¡Hey! ¿Me estás escuchando?

—Perdona… es que me alegro por ti y… he pensado que eso quiere decir que…

—Sí, es amiga de Paula y supongo que es la misma que has estado buscando. Pero hay más, resulta que cuando Alana fue a presentarme a su mejor amiga, está al verme palideció y no podía mirarme. No pudimos ni hablar porque la llamaron del hospital de que su hijo estaba enfermo. No entendía que podía ser, ¿por qué se comportaba así?

>> Hasta que al siguiente día fui con mi novia a visitar a su ahijado al hospital. Su nombre es Lucían, ella insistía en que tenía mis mismos ojos, lo cual dudaba, sabes que son únicos de la familia. Había visto algunas fotos del niño, pero no se le veían bien el color en ellos y para ser real, hablaba tanto del chiquito que ya hasta me caía mal, así que ni lo miraba. —Negué con la cabeza, estaba celoso de un niño, mi hermano a veces es un idiota—:

>> En fin, no sabes cuánto me arrepiento, quizás hubiese podido evitar todo el enredo. —Lo miré sin entender—. Nada, que cuando llegamos al hospital, estaba la abuela por parte de madre allí. Entramos y al ver al niño fue como tener un Déjà vu, más todavía cuando abrió sus ojos y me llamo papá.

—¡¿Qué?! ¿Cuándo tuviste un hijo?

—¡No yo idiota! ¡Cállate y escucha! —Mi hermano pocas veces me gritaba—. El hecho es que ahí lo entendí todo, le dije a Alana que me llevara con su amiga, esta había ido al apartamento a buscar algunas cosas. Mi novia me pregunto para qué, pero debía confirmar todo antes de hablar. Así que le pedí que me tuviese paciencia, que luego le explicaba, por lo que la fuimos a buscar. Lo que menos pensé fue encontrarme la imagen que vería.

>> Sentimos gritos y forcejeos, Ali abrió la puerta y ahí en el piso de la sala la chica estaba a punto de ser violada. —Deje caer la botella, el ruido de esta me hizo saltar—. ¡¿Estás bien?!

—¡Dime que lo mataste!

—Lo golpeé duro, sin embargo, el desgraciado escapo y lo peor es que era su padrastro. Ya la había violado una vez, esta era la segunda que la atacaba. —Temblé de rabia, como podía haber sujetos tan repugnantes, juro que, si lo encontraba, lo iba a matar—. Después de que logramos calmarla, conseguimos convencerla de que fuera a la policía e hiciera una denuncia. Le tomaron pruebas y escucharon toda la historia, buscarían al hombre y le aconsejaron no andar sola por su seguridad. Yo mismo prometí que la mantendría a salvo y vi que se tensó cuando escucho mis palabras. Pero la peor parte fue que tuvo que contarle a su madre, quien la abofeteo por haberle escondido semejante atrocidad, nada más por el hecho de verla feliz.

>> Fueron días bien duros, en los que no quise molestarla por toda la situación y por suerte Alana en su preocupación olvido lo que dijo el pequeño. No es bueno que sepa la verdad aún. —Asentí—.  En fin, el niño estaba mejorando, siempre me mantuve informado, mas, nunca la molesté. Y ahora me arrepiento, porque pude haber aclarado el enredo que esa chica debe tener en su cabeza conmigo y de esa forma no hubiese huido.

—No estoy entendiendo nada.

Me muestra una foto que tomó y al verla todo mi mundo se pone de cabeza, ahí está ella con su bella sonrisa. A su lado, un niño que es idéntico a nosotros cuando pequeños, con nuestros mismos ojos, sin duda alguna era mi hijo. O sea que no solo tome su primera vez, sino que también la deje embarazada.

—Por eso palideció cuando me vio, ella cree que soy el padre del niño, el futuro esposo de su amiga y por eso escapo.

Lo miré tratando de coordinar mis ideas, el solo pensar que está sola, allá afuera, sin protección, me erizó la piel.

—¿A dónde fue?

—No lo sabemos, corto comunicación con todos.

—Tengo que encontrarla, necesito hallarlos a los dos y traerlos a mi lado. Pueden correr peligro con esos ojos, tú mejor que nadie sabes lo terrible que pueden ser nuestros enemigos.

—¡Um! Pero… ¿Cómo harás para encontrarlos?

—Tendré que pedir algunos favores, al menos debo saber hacía que país volaron. Gracias, hermano, porque sin ti nunca me hubiese enterado. Por favor, no le digas nada de esto a nadie, ni siquiera a tu novia.

—Lo sé, es mejor mantenerla lejos del peligro, aunque ya por ser mi prometida es un blanco de los Damar. Pero al menos yo solo tengo que preocuparme por un enemigo, mientras que tú debes hacerlo por tres. Ni tu prometida ni nuestra familia, permitirá que Lucían ocupe un puesto en nuestro hogar.

—No me importa lo que ellos quieran o crean, yo protegeré a mi mujer e hijo con mi vida. ¿Lucían? —Él asintió sonriéndome—. Qué casualidad, casi lo llamo como yo sin saber. Mi hijo Lucían, es precioso, tiene sus hoyitos cuando sonríe.

—Según Ali es un chico muy listo, ya sabe leer y escribir con solo cuatro añitos, entre otras cosas. ¿Y sabes cuál es su hobby?

—Dibujar.

—Exacto, de tal palo tal astilla, ¿no crees?

Ambos nos carcajeamos mientras acariciaba a mi nueva familia en la foto.

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