Capítulo 2. Divorcio

Capítulo 2. Divorcio

Sabella al ver la decisión en los ojos de Mateo, se acordó de esos mismos ojos pero en la cara de su pequeño Matías, cuando no estaba de acuerdo con ella y no lo hacías cambiar de opinión, hizo a un lado ese pensamiento y recordó las palabras de su abogado, si ella quería recibir la herencia de sus padres en vida, tenía que aceptar que su aun esposo pusiera condiciones para que siguiera el proceso del divorcio. Eso ya lo habían contemplado.

–Espero que estés de acuerdo en que se lleve a cabo la terminación del vínculo a la brevedad. – Le dijo Sabella.

Mateo la miró como si ella estuviera loca, por nada del mundo dejaría que eso pasara antes de que llegaran a un acuerdo con respecto a lo de su hijo. Deseaba conocerlo y convivir con él

–No lo creo, Sabella, ahora lo que tenemos que hacer, es llegar a un acuerdo con lo que respecta a Matías. – Dijo Mateo. – Eso ahora lo cambia todo.

Y Aldo estuvo de acuerdo con lo dicho por el señor presidente, ya esto cambiaba por completo la dirección de los planes, el abuelo debía saber de la existencia de su único y primer bisnieto, pero antes tenía que indicárselo su jefe. Aquí el problema iba a ser cuando la novia del presidente se enterara que tenía un hijo, el hombre por el que ha esperado más de 5 años.

Leia Makris, era una mujer frívola y muy caprichosa, que siempre obtenía lo que quisiera, si antes le había exigiendo a Mateo que se divorciara lo antes posible, cuando se cumplieron os 5 años, ahora le armaría un verdadero drama, no aceptaría al hijo de Mateo. Aldo lo sabía y eso le causó un gran sentimiento de empatía para con el hijo de su jefe, que aún no conocía en persona, pero que era el vivo retrato de su padre.

– ¿Para cuándo podemos programar la cita para ver a Matías? – Dijo Mateo con ansiedad.

Él esperaba que su respuesta no fuera negativa, y que no fuera a esperar mucho tiempo en decidirse. Estaba atento a lo que ella le dijera, cuando antes no le importaba si opinaba o no, Sabella habia aprendido a callarse todo lo que le pasaba por la cabeza. Ella respiró hondo antes de contestar. Mateo sintió que su mirada era muy aguda.

–No te puedo decir en este momento, tengo que hablarlo primero con mi hijo. – Ella le dio una respuesta directa.

El pensamiento de Mateo fue que lo estaba excluyendo, pues pensaba que tenía que haber dicho nuestro hijo, no decirlo como si fuera solo de ella, aunque ella lo habia criado en su totalidad, estuvo a punto de hacer la corrección pero no dijo nada, guardo silencio. Aunque su expresión tensa lo delataba, guardó la compostura para no decir lo que pensaba y lo que sentía.

–Muy bien entonces esperaré a que me digas para cuando podamos vernos mi hijo y yo, mientras el proceso de divorcio se pospone. –Lo había dicho sin titubeos.

–Eso no será un impedimento, en cuanto firmé los documentos, mi abogado se puso en marcha. – Su mirada estaba llena de indiferencia.

Ahora la que tenía prisa para que se llevara a cabo la desintegración del matrimonio era ella, tal vez estaba esperando ser libre para casarse con alguien más, así lo pensó Mateo. Lo menos que quería pensar era que su hijo estaba teniendo otra figura paterna y no era la de él. Sabella le había negado el derecho a ser padre durante más de 5 años, ahora no dejaría que lo excluyera de la vida de Matías. Este sería el desquite, porque esta era una deuda que ella le tenía que pagar.

–Si ya ha sido todo, caballeros, me retiro. – Sabella se puso de pie. – Tengo asuntos importantes que atender. – Sabella habia utilizado casi las mismas palabras que él, alguna vez le habia dirigido.

Tendría dentro de pocos minutos, una visita de un posible comprador de una de sus creaciones, sus diseños eran los más demandados, sus joyas se vendían como pan caliente, de eso habia vivido los cinco últimos años. No había tocado un solo centavo de la cuenta del banco donde le habían depositado una fuerte cantidad de dinero todos los meses, desde que se había casado con el presidente de la naviera Petropoulos.

–Esto no ha sido todo, Sabella, muy pronto tendrás noticias mías. – Se levantó al igual que ella.

Sabella parecía impasible y Mateo se dirigió pensativo hacia la salida, pero con paso firme, acompañado de su mano derecha, como siempre. Llamaría de inmediato a su abogado, esto se debía parar, no se divorciaría de Sabella, si tenían un hijo en común, su abuelo no se lo permitiría, ahora si tenía al heredero al que dejaría toda su fortuna. Su hijo sería el niño más rico del mundo, aun sin haber cumplido la mayoría de edad.

Desde muy pequeño, Mateo estuvo consiente, que la ausencia de un padre resultaba muy dolorosa, por eso no estaba dispuesto a permanecer más tiempo alejado de su propio hijo, no quería que le pasara lo que él vivió. Haría cualquier cosa para que su pequeño no sufriera. Si tenía que luchar por él, lo haría hasta las últimas consecuencias.

Sabella se relajó. Se sentía como si la hubieran estrujado, habia aguantado tanto su postura recta, pero habia logrado su objetivo, habían pasado 6 años y se sintió liberada, porque el amor que habia sentido por Mateo, había muerto para siempre, solo le quedaba el recuerdo que llevó durante 9 meses en su vientre, el cual adoraba, aunque viera constantemente a su aun marido en él.

Sabella cerró los ojos mientras un gran alivio la recorría en oleadas, llegó a pensar que Mateo le iba a exigir que le dejara llevarse al niño, o que armaría un escándalo para que le trajera a Matías en ese mismo momento, pero afortunadamente solo había recibido calma de su parte, una calma que estaba segura era pura apariencia. Una fachada para no perder el control.

Sabella escuchó que arrancaban el motor del auto que lo habia traído y que se marchaba. Dentro de poco Matías regresaría de sus clases de escultura, no quería que viera a su padre después de un día tan agotador para él. Conocía a su hijo, lo más probable que podía ocurrir era que rechazara a Mateo, aunque en muchas ocasiones le había preguntado cuando volvía de su viaje para verlo.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo