MI ESPOSA FALSA Y YO ¿ENAMORADOS?
MI ESPOSA FALSA Y YO ¿ENAMORADOS?
Por: Pandora
Una dolorosa traición

El corazón del imponente Ceo Emilio Mendoza latía a mil de alegría al llegar de sorpresa a la casa de su prometida Savana Clinton, su estresante viaje de negocios había terminado antes de lo previsto y había querido darle una sorpresa a su novia, deseaba besarla y hacerle el amor, el Ceo estaba muy enamorado de la hermosa rubia con hermosos ojos azules.

Savana era una rica heredera con la cuál Emilio quedó flechado por su gran belleza, era caprichosa, vanal y arrogante, pero eso Emilio no lo veía por qué el amor por ella lo cegaba.

Al Ceo se le comenzó a borrar la sonrisa cuándo vió la primera prenda masculina tirada un uno de los escalones que llevaban a la planta alta dónde se encontraban las habitaciones, era un saco gris, la grisacea mirada de le agudó, la segunda prenda que encontró era una camisa azul claro, era de buena marca y por alguna razón le eran familiares, él mismo usaba la misma marca de vez en cuándo.

Se fue encontrando con más prendas conforme caminaba, un vestido que reconoció de inmediato por qué él se lo había regalado a Savana llamó su atención, no pudo evitar recogerlo y quedarselo en las manos mientras seguía avanzando

Muy cerca ya de la habitación de su novia, pudo escuchar unos gemidos que reconocería en cualquier parte, se trataba de Savana! no hacía falta ser un genio para saber lo que estaba pasando ahí dentro, ¿pero... con quién?

¿Quién era ese hombre con el que su novia lo estaba engañando? tenía que verlo, partirle la cara! romperle el alma! por robarle a la mujer que amaba!

Emilio no se contuvo más y abrió la puerta! parecía que había cruzado al mismo infierno! su prometida se hallaba montando desnuda a su propio hermano Ulises.

Ulises Mendoza siempre fue un hermanastro resentido con Emilio, siendo hijo de la amante de Gerard Mendoza, siempre había sido señalado cómo un bastardo, y a pesar de que Emilio siempre lo había tratado como un verdadero hermano, para Ulises Mendoza cualquier muestra de afecto de su padre y Emilio era movida por la lástima que le tenían, sus complejos de inferioridad y haber sido marcado por la sociedad Elite en la que vivían cómo el hijo de la amante, había llenado el corazón de Ulises de un profundo rencor hacía la familia Mendoza, el destino lo llevó a conocer a Savana en una fiesta, dónde desde ese día se habían convertido en amantes y hoy todo quedaría al descubierto

—Pero qué haces cogiendo con mi prometida Ulises? eres mi hermano m*****a sea! por qué me haces ésto?!

Emilio sacó a Ulises a rastras de la cama furioso cómo un felino herido, mientras lo golpeaba tratando de desquitar su rabia.

—Porque puedo! y por qué quiero! Ulises reía con aires de triunfo, lo vez hermanito? no eres mejor que yo en todo! a Savana la vuelve loca la forma en la que yo le hago el amor! ella me prefiere a mi!

Al Ceo las palabras de su hermano le dolían como puñales ardientes que se le clavaban en el pecho, quería a su hermano, amaba a su novia, está traición lo estaba destrozando por completo

Savana había corrido a cubrir su desnudes con una bata de dormir, su sorpresa al ver a Emilio era gigantesca, nunca esperó que los fuera a atrapar a ella y a Ulises en pleno acto sexual

—Emilio.... puedo explicarlo! por favor escúchame! pedía la rubia llorando

—Ja! qué piensas decirme? qué no es lo que parece? qué no era tu intención revolcarte con mi hermano? por dios no seas tan cínica! me has visto la cara de imbécil por no se cuento tiempo! pero lo que más me duele es que habiendo tantos hombres en el maldito mundo! elegiste revolcarte con mí mi hermano! eres de lo peor Savana!

—Emilio.... —Savana dijo su nombre en apenas un susurró

—Creo que está de más decir que hemos terminado! no quiero volver a verte en mi vida! tú y el traidor de Ulises pueden irse al infierno!

Emilio salió del lugar antes de que cometiera una locura, estaba devastado, dos de las personas que más quería en el mundo lo había traicionado de la peor manera, ahora que haría con el amor que sentía por Savana? esa mujer era la dueña de sus fantasías y ahora tenía que dejarla y olvidarla, antes de salir dió una mirada de desprecio a la mujer que apenas un momento antes era su todo para él.

Emilio Mendoza subió a su lujoso coche y salió sin rumbo, conducía en automático, su perfecto mundo se le estaba derrumbando justo frente a sus ojos, el arrogante e invencible Emilio Mendoza había perdido la batalla más importante, la mujer que amaba lo había engañado, sus besos y sus caricias no había sido suficiente para ella, se sentía el hombre más poca cosa del mundo en ese momento, su gran ego que ahora estaba pisoteado y su arrogancia habían desaparecido de su atractivo rostro.

UN MES DESPUÉS

En una iglesia de las más exclusivas de la ciudad una hermosa y feliz boda se celebraba, todos los invitados estaban atentos a los novios, Marco Cortés y Alejandrina de la Mora leían sus votos enamorados

—Prometo amarte siempre Alejandrina, seré tu compañero hasta el final de nuestras vidas! —eran las palabras que Marco le leía a la hermosa Alejandrina en el altar

Palabras que estaba muy lejos de sentir, el asistente de Marco había escrito los votos, él jamás habría escrito tales cursilerías, detestaba las muestras de cariño que Alejandrina le deba, al Ceo Cortés lo que le gustaba eran las mujeres sensuales y experimentadas, Marco era un hombre egoísta que gustaba de pasar noches de aventuras con diferentes mujeres, por Alejandrina no sentía amor, se casaba con ella solamente por su impresionante belleza, sería su esposa trofeo, la que causaría la envidia de sus socios y amigos, al hombre no le importaba en lo más mínimo los sentimientos que ella tenía por él

—Marco! prometo amarte y estar a tu...

Alejandrina hizo una pausa, derramaba lágrimas, pero no eran de felicidad cómo todos ahí creían, un enorme sentimiento de culpa la invadía, habia cometido un error imperdonable y se lo había callado.

—......a tu lado hasta el final de nuestros días, soy una mujer afortunada por encontrar a un hombre como tú!

Alejandrina también leía sus votos, pero mientras lo hacía no podía siquiera mirar a los ojos a su prometido, sintió deseos de salir huyendo de su boda, sintió un profundo odio por el desconocido hombre que le quitó su primera vez! esa que anhelaba compartir con su esposo la noche de bodas y que fuera especial como tanto había soñado.

Marco era su hombre perfecto, la amaba y ella lo amaba a él, el Ceo la respetaba, nunca la había hecho llorar ni le había sido infiel durante su noviazgo, Alejandrina no dejaba de culparse por su error, si tan solo no hubiera bebido tanto esa noche? si hubiera tenido más cuidado? ella seguía llorando en el altar, si perdía a Marco que era su primer amor ella no se lo iba a perdonar nunca.

Pero Marco.. Marco los leía por motivos diferentes, el simplemente no sentía lo que estaba leyendo

Alejandrina lucía hermosa en un blanco vestido de novia de gala, un peinado recogido, un maquillaje natural, su impresionante belleza, enorgullecía al novio Marco, él la presumía siempre que podía, ella era su mayor trofeo y ahora al casarse con ella y despertar envidias, inflaba su ego.

Al salir de la iglesia fueron felicitados por sus padres y allegados, a abrazar a Marco llegó Regina, prima política del novio.

—Felicidades por tu boda primito, espero que no te olvides de mi solo por qué te casaste?

—Por supuesto que no Regina! te iré a visitar de vez en cuándo, no comas ansias preciosa!

—Bueno, esperaré tu visita entonces, ahora sueltame que nos están viendo mucho

Marco soltó a Regina, el hombre no se estaba comportando ni siquiera en su propia boda,

Braulio Cortés, el padre de Marco, se acercó a reprenderlo, ¿podrías comportarte en tu propia boda, Marco? tu cinismo no tiene límites joder! tu esposa se puede dar cuenta carajo!

—Alejandrina está ciega de amor por mí papá! además no pienso dejar mi grandiosa vida de soltero solamente por qué me caso con ella!

Regina era una pelirroja muy atractiva, al Ceo Cortés le atraía demasiado y solía verla a escondidas en su departamento

Marco y Regina llevaban años teniendo una aventura, el hecho de que eran primos políticos no era lo que les impedía haber tenido una relación formal, era que el padre de Regina era un pobre don nadie con el que la madre de ella se había encaprichado y había huido de casa a pesar de la oposición de la familia Cortés.

Siendo Mirna la madre de Regina mantenida por las limosnas que los Cortés le daban, la llevó a perder todos sus derechos y privilegios, pasando a afectar indirectamente a su hija quién vivía obsesionada con el Ceo Marco.

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