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Patryce tropezó con la silla al tratar de dar un paso atrás.

Se tambaleó casi perdiendo el equilibrio, por lo que Elliot, siendo lo bastante rápido, evitó que cayera sujetandolo por los brazos.

-¿Estás bien?- se interesó mirándole fijamente.

Patryce titubeó para de inmediato liberarse de él.

-Al parecer te ha supuesto una ¿Sorpresa?- repuso Elliot volviendo a hacer aparecer su sonrisa.

-Y-yo...es que...n-no me lo esperaba y...- tartamudeó el joven.

-Me lo imagino- refirió Elliot. Con paso decidido caminó hacia él para en cuanto llegó a su lado agacharse y colocar la silla otra vez en pie -Anda, siéntate y sigamos con la entrevista- pidió dando unos golpecitos en la silla.

Luego, como si nada, regresó a su sillón y se sentó.

Patryce, vacilante, miró la silla y después al hombre.

Elliot, apoyando una pierna sobre la otra, reposó un codo en el reposabrazos de su butaca para enseguida dejar descansar la cara en dicha mano.

-No es tan sorprendente- apuntó -Digamos que soy un jefe fuera de lo normal- aclaró.

Nuevamente volvió a señalar la silla haciendo un gesto con ella para que tomara asiento.

Patryce, algo cohibido, lo hizo.

Como si hubiera pasado nada, Elliot se hizo con la ficha del joven y leyó más sobre él.

-Aún me quedan unos cuantos candidatos...así que no puedo darte una respuesta segura- repuso volviendo la vista a Patryce y lanzó su ficha suavemente en la mesa -Pero estate tranquilo que si es que sí, Rowena, mi asistente personal, se pondrá en contacto contigo lo antes posible- 

-No me hago ilusiones, señor Bane- respondió Patryce jugando con los dedos de sus manos -Son...los otros candidatos se les ve más... experimentados y con más camino andado- 

Elliot dio un suspiro algo profundo.

No le quitaba los ojos de encima, como si le estuviera analizando a fondo.

Patryce casi podía decir que pareciera que veía a través de él.

Y empezó a sentir calor.

No estuvo seguro pero le pareció ver que el hombre se pellizcó la nariz.

Aunque fue rápido y casi imperceptible.

De repente lo vio enderezarse.

Y hasta diría que tensarse.

Pero ni así perdió la sonrisa.

Pues al levantar la cabeza otra vez se la vio ocupando todo su rostro.

-No siempre se califica la experiencia y el conocimiento, Patryce- apuntó Elliot.

Colocando la ficha del chico a un lado y escogiendo otra, unió sus manos y le miró nuevamente.

-Te deseo mucha suerte. En serio. Quien te contrate podrá formarte a su imagen y semejanza- alabó.

-Quiere decir que ya...¿Terminó?- 

-Sí. La entrevista dio por concluida- afirmó Elliot.

Patryce asintió al mismo tiempo que se levantó muy despacio.

-Gracias por todo y me alegro mucho de al menos no haber metido la pata- agradeció él.

Elliot le imitó y extendió una mano.

-Estate tranquilo, para ser tu primera vez, lo has hecho muy bien- contestó sin reprimir una risita.

Patryce no pudo evitar seguirle a la vez que se coloreaba.

-Llamaré a Rowena para que te acompañe hasta el ascensor- anunció Elliot soltando la mano del joven y agarrando el teléfono. 

Colocándoselo en una oreja pulsó un número y esperó.

-Rowena, la entrevista con Patryce Connor dio por concluida. Por favor ven y acompañalo hasta el ascensor- 

Apenas si colgó, Patryce rechazó amablemente:

-No hace falta, de verdad, ya me las arreglo yo señor...-

Se oyeron otra vez tres llamados y Elliot dio su permiso para que quien fuera entrara.

La pelirroja asomó por detrás de la puerta para uniendo sus manos sobre su regazo, decir:

-Aquí estoy, señor Bane- 

-Acompaña a Patryce y que pase el siguiente- dio orden aunque no sonó demasiado severa.

Patryce observó cómo la mujer, aunque lo hizo ligeramente, inclinó la cabeza.

Luego, mirándole a él le dedicó una sonrisa y le señaló hacia delante diciendo:

-Por favor, sígueme- 

Si en ese momento le hubiera dado por girar la cabeza, habría visto la expresión pintada en el rostro del hombre y que ella, por el rabillo del ojo, percibió.

La mujer no tocó para nada al joven sino que procuró mantener las distancias con él.

En cuanto salieron de la sala, Elliot se echó hacia delante y volvió a hacerse de la ficha del chico.

La miraba fijamente.

Con gran detenimiento.

Sobre todo poniendo especial atención en la foto en la parte superior de la hoja.

Se frotó la barbilla mientras observaba la fotografía del joven.

Si no tuviera que fingir, ya le habría anunciado que estaba más que contratado.

Pero debía ser imparcial.

Al menos por ahora.

Sabía que era complicado y difícil que pudiera entenderlo, así que poco a poco.

No supo bien cuánto pasó al oír nuevamente que llamaron a la puerta.

Guardando la ficha del joven bajo una carpeta y reorganizando la mesa, respondió:

-Adelante- 

Rowena reapareció acompañada ésta vez de otro hombre algo mayor que Patryce.

-Robert Stevens- anunció ella echándose a un lado y permitiendo pasar al nuevo candidato.

Elliot sonrió amablemente y se puso en pie.

-Bienvenido Robert, por favor tome asiento- pidió con una exquisita educación. 

-Gracias señor...-

-Bane. Elliot Bane- se presentó.

Robert asintió con la cabeza y se dispuso a tomar asiento en la misma silla donde minutos antes estuviera sentado el joven.

-Disculpeme Robert- el hombre se lo quedó mirando fijamente y con las manos apoyadas en los reposabrazos de la silla -Yo que usted no ocuparía esa silla- apuntó Elliot.

Robert, un tanto confundido miró la silla y después al hombre de color con las cejas en alto.

-El joven de antes se sentó y tuvo un pequeño accidente con ella- mintió Elliot.

De inmediato, Robert se cambió de lugar y ocupó la otra silla.

En su interior, Elliot se regocijó.

Luego se recordó avisar a Rowena que se llevaran la silla y en su lugar pusieran otra.

No dejaría que el olor propio del chico se esfumara.

Le vendría de lujo para...

Esa noche.

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