¿ Qué será de esta familia?

Recordó una vez que entró a buscarle al dormitorio, vio unos frascos de medicamentos sobre su mesa de noche, cuándo le preguntó que era, su esposa le contestó que eran vitaminas para la concentración y las escondió en los cajones nerviosa.

- Ella no me lo dijo…- murmuró Daniel, desecho, eran demasiadas cosas que desconocía de su esposa, viviendo juntos por más de 7 años, ella no confiaba en él.

Conoció a su hija la noche anterior, le permitieron entrar en la unidad de incubadoras, era un pequeña versión de Samanta, piel blanca como el jade, ojos marrón claro y unos mechoncitos castaño claro.

- Eres muy linda mi niña…- dijo observándola embelesado- Tu mami estará muy contenta cuando te conozca.- 

Si era sincero, él estaba encantado con la bebé, se moría de ganas de cargarla en brazos pero la enfermera no se lo permitió. Lo más triste de todo era que no podría verle crecer día a día, su esposa le pidió el divorcio, no alcanzaron a discutirlo apropiadamente pero no tenía intenciones de dar su brazo a torcer.

- Daniel ¿ Qué piensas hacer?- le preguntó su madre, estaban peleados desde que Lisbeth Mansilla había vuelto, pero no dejaría a su hijo solo en esos momentos.

- Samanta estaba convencida de separarse, no creo se retracte.-

- Ella no está en condiciones de cuidar de los niños, no sabemos cuanto tarde en recuperarse.-

- No soy tan inconsciente para dejarla a su suerte, espero me de tiempo de conversar, no quiero separarme de mis hijos.-

- Pero tampoco quieres dejar a Lisbeth, ella no lo aceptará, cuando se reunió con nosotras y tu padre, nos dio a entender que no quería ser la tercera en discordia.

- No esperaba lo aceptaras tan tranquila.- sonaba como un reproche.

- Por primera vez, la vi vulnerable, agotada y desilusionada, como alguien que toco fondo, sin esperanza alguna.-

Magnolia, le contó como les informó de su decisión de divorciarse. Samanta las citó en una cafetería y buscó una mesa alejada del bullicio.

- ¿ Cómo sigue el embarazo? ¿ Tienes muchas náuseas?- le preguntó su suegro Ricardo Braun.

- Muy bien señor.-

- Tu barriga es muy chiquita ¿ qué te ha dicho el ginecólogo?- su suegro le observó preocupado.

- Todo normal don Ricardo, no se asuste.- le calmó.

- Ricardo tiene razón, cuando estabas embarazada de Lucas, tu barriga era más grande.-

- No todos los embarazos son iguales.- le explicaba la chica.

- Hija, ¿ por qué nos citaste aquí? ¿ y Por qué no vino tu marido?-

- Porque es algo que sólo yo debo discutir con ustedes.-

- ¿ Sólo tú? ¿ Es por el regreso de la ex novia de mi hijo?-

- Puede relacionarse con ella.-

- ¿Ella te contacto?-

- No. Siento que debo decirles la verdad.-

- ¿Verdad?-

- Nuestro matrimonio es una farsa.-

- Samy, ustedes se casaron legalmente, es totalmente real.-

- Lo sé, pero sólo es eso, un papel, Daniel no está enamorado de mí, jamás me permitió acercarme o borrar la imagen de esa chica.-

- Ustedes se ven como la pareja perfecta, tienen un hijo y otro en camino.-

- No queríamos defraudarlos, por eso acepté fingir frente a ustedes que éramos felices, pero ya no puedo… estoy cansada…-

- No entiendo, ¿ acaso mi hijo no te trata bien?- preguntó su suegro.

- No somos una pareja de verdad, nunca lo seremos y eso se hizo evidente desde que Lisbeth regresó, Daniel sigue enamorado de ella y están en una relación paralela.-

- ¿ Dices que son amantes?-

- Sí.- bebió un sorbo de agua para continuar su discurso- Antes, acepté mantener este matrimonio porque ella estaba muerta, supuestamente, pero ahora que sé la verdad, no puedo, esto me está matando por dentro.- las lágrimas cayeron por sus mejillas y se las limpiaba avergonzada, se sentía dando un espectáculo.

- Hija, tú sabes lo que realmente ocurrió con Lisbeth estos últimos años, no es como le contó ella, no sería capaz de mandarla a matar.- le explicaba su suegra.-

- Yo sé todo, conozco sus antecedentes y las pruebas que tiene pero él no nos creerá, si alguna vez se da cuenta, no quiero estar ahí para ser el premio de consuelo, mis hijos no se lo merecen.-

- Daniel adora a su hijo, jamás lo dañaría.-

- Quizás no directamente, pero esa mujer sí, ya se apareció en el colegio y le dijo que sería su segunda madre.-

- Es una loca.- se levantó furiosa su madre.- 

- Por eso… le daré el divorcio a Daniel y les ruego que me apoyen, sólo quiero recuperar mi tranquilidad y criar a mis hijos lejos de cualquier escándalo.

- ¿ Crees que Daniel lo acepte?- le preguntó Ricardo dudoso.-

- Será él más feliz, es probable que apenas me vaya, él la lleve a vivir con él…- bebió más agua.

-¿ De qué verdad hacía mención Samanta?-pidió le contara Magnolia en el presente Daniel.

- Lo siento hijo, pero eso tendrás que preguntárselo a Lisbeth, no me creíste a mí que soy tu madre, menos le creerás a Samy.- se colgó su cartera y giró el pomo de la puerta.- Me voy, ya confirmé que estás a salvo, sé que mi presencia sigue molestándote.-

- Madre…-

- Vendré sólo por Samy mañana, no seguiré importunándote, tu padre estaba muy preocupado por eso vine a verte, que descanses hijo.- se fue sin despedirse como antes, ella le daba un beso en la frente desde que era un niño, ahora sólo le hizo un gesto con la mano.

Ella dejó de insistir en aclarar las cosas, su padre estaba furioso con él, no necesitaba preguntarlo.

Pasó un día desde el accidente, Daniel fue dado de alta pero su esposa permaneció hospitalizada, no tardó en llegar a los medios la noticia del accidente de la pareja.

 Samanta era conocida por sus actos benéficos, por donar medicamentos sin costo a las familias de escasos recursos, no daba su nombre, pero la gente le reconocía porque personalmente hacía el seguimiento de los casos.

- ¿Doctor puedo hoy ver a mi esposa?- le preguntó al Dr. Schneider, apenas terminó de vestirse.

- Sí, pero no ha despertado, sigue sin reaccionar.-

- ¿ Por qué no me lo dijo antes?- era inesperado.

- No quisimos preocuparlo, es algo que puede ocurrir.-

- ¿ Puede morir?-

- No, está más estable que ayer.-

Apenas salió de su unidad de hospitalizado, se dirigió al servicio de cuidados intermedios, quería pedirle perdón, hubiese preferido que estuviera despierta, así no estaría tranquilo.

Preguntó por el número de habitación en la estación de enfermería y buscó la unidad, la puerta estaba abierta, quizás alguien le estaba controlando, pero grande fue su sorpresa cuando vio la cama vacía, los sueros goteaban en el suelo, habían gotitas de sangre en las sábanas y la máscara de oxígeno sobre la almohada, sin embargo, Samanta no estaba en la unidad, detrás de él venía una de las enfermeras con una bandeja de tratamiento, casi se le cae de las manos ante el panorama.-

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