Capitulo 03

Narra Alejandro Silva.

Son las ocho en punto cuando llegamos junto a mis padres a la residencia de los Martínez

No voy a mentir me siento algo nervioso, pero estoy decidido a hablar con esa niña y evitar esta locura. 

Ese es mí objetivo principal esta noche.

No pienso casarme...

Acepté hacerme cargo de la compañía y trabajar para sacarla adelante pero no de esa parte del trato.

Una vez que ingresamos a la casa somos recibidos por su ama de llaves quién nos guía hacia la gran sala de estar.

— Tomen asiento. Iré a avisarle a los señores que ya han llegado. Con su permiso. — veo a la señora realizar una reverencia y perderse por el pasillo.

Tomo asiento y observo el lugar.

— ¿Qué te parece la casa? — se acerca mi madre y toma asiento a mi lado.

— Bonita decoración... — digo sin  importancia.

— Alejando hijo  recuerda lo que te dije. — insiste mí padre —. La señora Martínez es algo intensa así que te pido calma... — me recuerda por tercera vez.

— Tranquilo padre, trataré de mantener mi templanza... — sonrío falsamente.

Luego de unos minutos escucho el repiqueteo de unos tacones provenientes del mismo pasillo por dónde se fue su empleada y sé que ha llegado la hora de que empiece la función.

— Disculpen la demora. — ya su tono me irrita —. Buenas noches señor y señora Silva. Es un gusto volver a verlos.

Mientras escucho el intercambio de palabras y cumplidos entre mis padres y los Martínez analizo a esa mujer. No me gusta lo que veo.  Por su atuendo y los gestos al hablar veo que es codiciosa y superficial.  Una arpía sería la palabra justa. No es que sea perjuicio pero reconozco la falsedad a simple vista.

— Él es mi hijo menor, Alejandro. Acaba de llegar de París, en donde terminó sus estudios pudiéndose graduar con honores en una de las universidades más prestigiosas del país. — sonríe orgulloso mi padre mientras palmea mi espalda.

La mujer me estudia descaradamente.

— Alejandro, él es Jesús Martínez, nuevo socio y dueño del 50% de las acciones a partir de esta noche.

— Felicitaciones jovencito, Jesús Martínez — se presenta tendiéndome la mano, la cual acepto haciendo una reverencia.

— Mucho gusto señor Martínez

— Ella es mi esposa Susana... —la mujer se acerca a mí y me tiende su mano.

— Mucho gusto. Soy Susana — me dice sonriendo.

La miro y acepto su mano. 

— El placer es mío. — respondo.

— Nos está faltando una pieza fundamental en todo esto señora Martínez — menciona mi madre riendo—. Estamos ansiosos por conocer a su hija

— ¡Ooh si! Sepan disculpar. Mi hermosa hija nicol es algo tímida y distraída —se excusa ella —. Jesús cariño porque no vas por Niki a su habitación, seguramente se distrajo con algo.

— Por supuesto, enseguida regreso. — el señor Martínez se marcha en busca de mi objetivo. 

Estoy algo incómodo, así que inevitablemente comienzo a moverme como de costumbre. Recorro la sala y me distraigo mirando unas fotografías sobre una cómoda antigua. 

Veo una que llama mi atención... En ella hay un chica pelinegro, cachetona y gruesos labios. Quizás de unos doce o trece años de edad. Debe ser ella, la tal niki

— Perdonen, ya estamos aquí.

Volteo para por fín encontrar ante mis ojos la chica de la fotografía. 

Lo recorro con la mirada. Un metro sesenta y cinco como mucho, un vestido que le hace ver demasiado bien y me deja ver su hermosa figuras sus ojos azules resaltan en su rostro, sus cachetes siguen siendo regordetas y eso solo la hace ver tierna, unos labios gruesos y hermosos 

—Ven aquí hija — habla la señora Martínez — Ella es Nicol, nuestra hija. Niki ellos son el señor y la señora Silva

— Hola, gusto en conocerlos. — me acerco despacio analizando la situación y me sorprendo con lo que veo.

Su actitud sumisa me deja en claro que ella hará lo que sus padres le ordenen. ¡Maldición!

— El gusto es nuestro nicol — habla mi madre —. Eres una jovencita preciosa nicol, tu piel es fantástica.

— No la avergüences. — mi padre intercede —. Disculpa a mi esposa. Soy Mario Silva, es bueno conocernos al fin. He venido un par de veces pero nunca te visto por aquí.

— El gusto es mío señor Silva. — estoy perplejo viendo su interacción hasta que siento sus ojos sobre los míos. 

Esta niña me traerá problemas, ya puedo sentirlo.

— Nicol es un poco tímida, y digamos que no se le da muy bien el socializar con la gente — explica su madre.

— Voy a presentarlos. — ahora es mí madre quien toma la delantera —. Acércate Alejandro. —  pero él sigue con su mirada esquiva —. Nicol él es mi hijo Alejandro

— Hola — contesta en apenas un susurro, inclinando su cabeza en forma de una reverencia.

— Hola. — la saludo seco y cortante. 

Ella no me sostiene la mirada así que me es imposible poder descifrarla.

— Por favor pasemos al comedor así podemos comenzar a cenar... —menciona su madre.

Ella se queda atrás por lo que yo con disimulo, retraso mis pasos.

— Quisiera hablar contigo un momento  luego de la cena. Hay un par de cosas que me gustaría que charlemos... — le suelto bajito para no llamar la atención de los demás.

— ¿Conmigo? — me pregunta confundida

— Si, ¿Con quién más pues?

¿Acaso es tonta?

— Bueno... — apuro mi paso dejándolo detrás y alcanzo a mis padres.

*******

Debo reconocer que la comida es exquisita... 

Lo mejor de la noche sin dudas.

Ella no habla, ni siquiera levanta la vista del plato y apenas ha tocado la comida.

Los mayores continúan con sus temas banales y dos por tres me preguntan alguna que otra cosa sin importancia.

Todo esto me aburre. Y cuando siento que no puedo más es cuando aprovecho la ocasión...

— Disculpen... — interrumpo —. Debo usar el baño un momento. — me excuso para levantarme de la mesa y miro hacia la chics que por fin parece salir de su ensoñación —. ¿Podrías enseñarme dónde queda? — ella me mira y luego asiente.

— Por supuesto. Acompáñalo nicol — menciona su padre.

Camino tras ella y no puedo evitar mirarla... Debo reconocer que  está buena. Tiene un buen culo y unas fantásticas piernas y sin mencionar esos hermosos senos. Quizás práctica algún deporte.

— Aquí es... — me señala una puerta y luego voltea para volver a su sitio, pero no se lo permito. 

La tomó del brazo y ls meto al baño conmigo.

— ¡Aauchh! — se queja sobándose el brazo— ¡Oye! ¿Qué es lo que haces?

— Vaya... ¡Mira quien habla ahora, pensé que eras muda!  — me burlo.

— No sé que pasa contigo pero déjame salir, por favor... — busca escaparse pero se lo impido.

— No sales de aquí hasta que hablemos. Escúchame bien. — le digo claramente acercándome a ella —. Estarás de acuerdo conmigo en que la idea del casamiento es una absoluta locura ¿verdad?

— Pues si. — es ahí cuando siento un poco de alivio —. Pero no sé a donde tratas de llegar con eso. Creo que tanto tú como yo no tenemos otra opción.

— Claro que la tenemos y debemos hablar ahora o será demasiado tarde cuando esos documentos estén ya firmados.

— ¿Hablar? ¿Piensas que nosotros dos podremos evitar todo esto? ¿A qué te refieres? — definitivamente algo anda mal con él.

— Nos negaremos ambos a hacerlo, dejemos las cosas clara ante ellos. — le propongo —.  Aprovechemos esta situación para hacernos valer. ¿Qué dices?

No sé porqué aún conservo la esperanza de que me siga en mí juego. 

— No puedo hacerlo. — por supuesto —. Yo... yo no soy tan valiente como tu. Mis padres me matarían...

— ¿Lo dices en serio? — esto es una pesadilla.

Pero ella asiente y yo creo enloquecer.

— Lo siento, pero no tengo opción así que no puedo hacer lo que tú dices

— ¡¡No puedo creer lo que oigo!! ¿Me estás diciendo que aceptarás? ¿Dejarás que manipulen así nuestras vidas? — Pregunto exaltado 

— Escucha... es sólo un papel — dice luego —, es sólo un año y medio, Cada uno sigue su vida mientras pasa el tiempo. No es tan grave si lo piensas, no? — estoy indignado por lo que escucho.

— ¡No! — me acerco a ella acorralándola entre mi cuerpo y la pared —. ¡Yo no quiero casarme! Si no hablas tú lo haré yo entonces. No soy un maldito cobarde como tú.

— Has lo que quieras... Yo no me interpondré en tus planes lo juro, ahora déjame ir.

— ¿A caso debo de pensar que tú estás también detrás de todo esto? — pero ella es muy bueno evitándome—. ¡Contesta!

Grito y creo perder los papeles por un momento.

La tomo de la barbilla de manera brusca y hago que me mire.

— No. Te lo juro, yo simplemente hago lo que mis padres me piden. No tengo otras intensiones con esto — la suelto y voltea automáticamente su cara.

— Espero que así sea, porque si compruebo lo contrario haré de tu vida un infierno. No tienes idea de lo que soy capaz de hacer. Tú no me conoces niña. Ahora vete...

— Guárdate tus palabras... Tú a mí no me conoces...

— Creo hacerlo... Tus actitudes me demuestran la clase de persona que en realidad eres. 

La veo secarse una lágrima mientras escapa del cuarto de baño. 

Esto será difícil sin su apoyo, pero lo haré sólo ya que este niña inútil es incapaz de abrir la boca.

Mojo mis manos y mi rostro en busca de un alivio y vuelvo hacia la sala.

Aún me espera una larga noche...

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