4- Mucho miedo

Darren

La vi partir a todo galope antes de que nuestras miradas coincidieran una vez más, era hermosa, sí muy hermosa.

— ¿Qué fue lo que ocurrió aquí?— pregunta Erik todavía algo sorprendido por lo que acabamos de ver. Volteo a ver a Bruce y el hombre tiene la mirada perdida.

— Bruce.— le insiste mi amigo y este le mira con una mirada que dejaba claro su inquietud.

— ¡Dios! No lo sé. — dice y en su cara se ve la confusión pero no por mucho tiempo ya que lo enmascara. — Mi gente, entierren a los cuerpos juntos.— ordena.

Las personas se encuentran aturdidos pero aun así le hacen caso a su laird, no sin que empezaran a hablar entre ellos. 

—Vamos a para la casa, allí podremos hablar mientras descansan. — nos dice y así lo hicimos.

Todo el camino se hizo en total silencio, nadie dijo nada pero se sentía la tensión en el aire, por mi parte yo no pensaba mucho más allá de aquella fiera, con ojos turbados y aquella mirada que te decía que no respondería si alguien se acercaba más de lo debido. Me pregunto ¿quién sería?, porque la verdad es que me sentí completamente atraído por esa fuerza y destreza.

Al llegar a la fortaleza se acomodó a cada uno de los guerreros que nos acompañaban para que descansaran. Al pasar un buen rato dejando todo listo seguimos a Bruce para adentro. Nos sentamos en la mesa y nos sirven un poco de licor en las jarras.

— ¿Bruce, nos puedes explicar qué fue lo que sucedió? — pregunta en forma de petición una vez más.

— No lo se Erik. Solo se que Storm ya no es la misma desde que llegó. Es fría, evita que la toquemos en todo momento, no deja que nadie la revise. No deja ni que Edda se le acerque y eso que siempre ha estado a su lado. — dice mientras se restriega la cara de forma brusca. — Siempre tiene esa postura de ataque. Es como si me hubieran cambiado a mi hija obediente y alegre por una recelosa y rebelde.— puedo notar que esto último lo dice como en forme de queja.

Por lo que he escuchado, es su hija aquella preciosa mujer con armas tomar y postura firme que vimos hace un rato.

— ¿ Cómo apareció?. — pregunto porque la verdad es que quiero saber más de ella, por lo menos cómo llegó hasta aquí y dónde estaba.

— Apareció por la entrada, de pronto. — responde Bruce. —Yo estaba en la biblioteca revisando los mapas y de pronto aparece una muchacha de la servidumbre gritando que la niña estaba aquí. — hace una pausa para tomar un poco de su jarra. —Yo no lo podía creer y al salir, ahí estaba, toda sucia, con la ropa rasgada y con manchas de sangre en ella. En verdad no creía lo que veía, mi hija estaba de regreso.—

— ¿Ya saben qué le pasó? — pregunta Erik

— No, nada, no ha dicho nada. Lo único que nos dijo fue que Roy está muerto, la entregó cuando intentó escapar y los bandidos esos lo mataron.—

— ¿Eso es lo único que ha dicho.?— pregunta Erik una vez más

— Sí, solamente eso. No ha dicho ningún detalle de lo que vio o algo de lo que pasó pero estoy seguro de que le afectó en gran manera. Bueno, tu la viste, mató a alguien y ni mostró una pizca de arrepentimiento. Es dura, no deja que se le acerque nadie, regaló todos sus vestidos, sus cortinas, todo en su habitación lo cambió..— dice con amargura y me da algo de pena lo que escucho, no debió de ser fácil el tener que ver como su hija cambia de tal manera.

— Ahhhh, mi Dios.— el grito de la mujer que si no me equivoco es Edda. — Estás herida_— corre para llegar a ella pero esta se hace a un lado. 

La miro y en verdad es hermosa, antes no tuve oportunidad de detallar en ella pero ahora sí. Es de tamaño bastante normal, tiene ojos color café y su pelo negro contrasta con su piel blanca, su rostro es hermoso. Viste unos pantalones y camisa algo anchos pero que no ocultan las curvas de su cuerpo Me fijo en su camisa y esta tiene una gran mancha de sangre. Puedo sentir mis gana de tomarla en brazos y llevarla a su habitación para revisar esa herida.

— No se preocupen, no es nada.— la escucho decir de forma firme pero al mirar sus ojos puedo ver reflejado el temor.

— Pero cómo que no es nada, hija estás sangrando. —escucho decir a Bruce — Manden a llamar al médico. — exige

—No.— dice una vez más.

— Pero hija..—

— He dicho que no.— dice para que todos la escuchen — no hay necesidad de llamar a nadie, yo misma me curo en cuanto suba y no tienen que traer agua, ya me bañé en el río.— pasa manteniendo una distancia de cada uno de los presentes que se encuentras cerca. 

La sigo con la mirada y al pasar fija una vez más esos ojos en mi y siento como mi corazón se acelera. Eso es imposible, hace mucho que dejé de sentir esa sensación, tanto que ya había olvidado que con una mirada puedes sentir que te falta el aire.

— Ven lo que decimos.— dice esta vez Edda.—No deja que nadie se le acerque ni para revisar sus herida.— dice mientras sus lágrimas corre.

Yo no puedo decir nada porque en realidad no la conocí antes pero si de algo estoy seguro es que esa niña tiene mucho miedo, demasiado...

Es la hora de la cena y ya Erik y yo estamos ubicados en una habitación cada uno, bañados y algo descansados llegamos a la mesa. La veo llegar y sentarse en su lugar.

— Buenas noches.— dice de forma seria y sin mirar a nadie, todos repite el saludo.

La cena empieza y todos comienzan a hablar, todos menos ella, cuando intentan incluirla ella solo responde con monosílabos.

— Por qué estás usando pantalones y camisa cuando siempre te han gustado los vestidos.— dice mi amigo y ella se pone tensa, detallo cada gesto y puedo notar como su mano aprieta de forma firme y fuerte el pan que tenía en la mano.

— ¿Tiene algo de malo que use pantalones?.— le responde de una forma bastante grosera. Veo la cara de mi amigo y este está un poco sorprendido.

— No, no tiene de malo, solo..—

— ¿Entonces para que preguntas?— le interrumpe y Erik no sabe que decir, la verdad es que ni yo tampoco sabría que decir.

— Storm, no seas grosera, Erik solo trata de ser amable contigo.—la reprende Bruce.

— ¿Y alguien le ha pedido que lo sea?.— pregunta y yo solo puedo abrir los ojos, que mujer.

— Storm, te estás pasando. Erik junto a este hombre.— me señala.—Te han estado buscando sin descanso junto a sus hombres.—

— Y yo se los agradezco. Les agradezco el esfuerzo que pusieron.— dice en respuesta

— No pareciera.— dice mi amigo y Storm lo mira.

— Y cómo debería de demostrarte que aprecio tu ayuda. ¿Alguna forma en especial que quieras?— pregunto y por el tono en lo que lo hizo todos nos dimos cuenta a lo que se refería.— Aunque lo dudo, ya que solo soy una niña, incapáz de darte lo que buscas, según tú— le acusa y Erik baja la cabeza, lo cual me resulta algo extraño y completamente seguro que la reacción.

—STORM.— grita Edda.

— Saben qué.— dice mientras suelta su comida —Yo mejor los dejo, por lo que veo están esperando algo que por mi parte que es imposible.— dice y se levanta dejando a todo el mundo sin poder decir una sola palabra y a mi más atrapado todavía...

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