Capítulo 7

Cuando Silvia llevo a Camila a su casa, se sintió un poco avergonzada por el estado en que se encontraba su departamento, ella era una persona muy ocupada que tenía prioridades y en esa lista no estaba el hacer el aseo de su casa.

Tenía periódicos por montones, no solo de la ciudad de México, sino también de otros estados de la república en los que, en sus primeros años, había estado buscando desesperadamente una pista de aquel maldito que había asesinado al amor de su vida. Por supuesto de eso había pasado mucho tiempo, los periódicos se habían actualizado, pero para recordarse a sí misma lo que tenía que buscar ella no tiro esas tiras de papel.

Juliano Salazar había pasado de ser el asesino de su esposo a ser su obsesión, no comía, no dormía, gritaba y lloraba cada noche por no ser capaz de hacer justicia. Todo el tiradero que había en el piso de su casa, era un recordatorio de lo que ella había sido los últimos años. Después de creer haber hecho justicia por su propia mano, finalmente vio la luz al final del túnel.

Por primera vez después de mucho tiempo, vio lo que Juliano le había hecho a su vida, la había vuelto una persona que no era, pero ahora Silvia era libre, podía hacer lo que le viniera en gana, finalmente algo más que no fuese Juliano ocuparía sus pensamientos, estaba conforme con ello, pero al cerrar la puerta de su departamento se dio cuenta de que solo una de las dos era libre.

Camila no tenía buen aspecto, no solo porque estaba empapada hasta los huesos, sino porque su rostro se encontraba pálido, igual que un muerto, además su vista se encontraba perdida, como si aquel cuerpo que estaba en medio de su casa estuviera vacío.

—Sígueme, será mejor que te des un baño antes de que resfríes—sugirió Silvia tomando a Camila de la mano para guiarla por el desastre de su casa. Mientras caminaban en dirección hacia el baño, Silvia pensó que tal vez ya era tiempo de limpiar la suciedad que había acumulado por años.

Camila camino por el pasillo siguiendo a Silvia, pero su mente estaba en otro lado, su mente se había quedado en esa carretera,  en el instante en que medito la idea de suicidarse. Estaba herida, de tal modo que no pensaba con claridad, ni siquiera sabia que pasaría después de esa noche, vivía en momento encerrada en su mente, no se dio cuenta cuando Silvia lleno nuevamente la tina con agua caliente y tampoco cuando la desnudo y la metió a la tina, cuando parpadeo ella se encontraba cubierta con espuma por todo el cuerpo.

Silvia se había percatado del estado mental de Camila y después de enterarse de que Julián no estaba dispuesto a reconocer a su hijo, no pudo más que ayudarla a sobrellevar la situación. Aunque nunca había pasado por algo similar, Silvia entendió a la perfección el sentir de la pobre chica en su bañera, la habia humillado una persona a quien ella amaba, la había dejado embarazada y para colmo la había echado como si no fuera más que un juguete viejo y usado que bien podía tirar a la basura, era realmente decepcionante.

Por un momento Camila pensó que ese dolor en su interior podía atentar contra su vida, no solo porque no dejaba de pensar en esa autopista en donde por un instante fue hipnotizada por las luces fugases de los autos que transitaban por ahí, sino porque quería llorar, pero simplemente no podía hacerlo, por vergüenza.

—¡Es un maldito perro desgraciado!—bramo Silvia finalmente después de terminar de enjabonar el cuerpo de Camila. Ella apenas alzó la mirada del reflejo sobre el agua para ver a Silvia, se preguntó porque razón ella estaba más molesta con Julián sobre lo que había pasado.

—Ya no importa—expresó Camila en un hilo de voz bajo, realmente ya no quería seguir escuchando algo respecto a Julián, después de lo que había hecho, no merecía que ella siguiera pensando en él, pero su corazon era demasiado traicionero para no dejar de pensar, formularse ideas y conclusiones que le ayudaran a entender el porque de Julian. 

—Tienes razón, ese imbécil no merece si quiera que pronunciemos su nombre, pero si necesitas llorar...—se detuvo, la contemplo por un momento y medito la opcion de continuar hablando, por supuesto, sus palabras o al menos lo que pensaba decirle era con la intención de hacerla sentir bien consigo misma, ella no era el problema, sino Julián, algo habia pasado, lo conocia muy bien para saber cuando se traia algo entre manos, sin embargo, si el deshacerse de Camila era parte de su plan era algo que ella no podia aceptar y tampoco apoyar—puedes hacerlo, quizás no nos conocemos bien, pero en estas circunstancias puedes confiar en mi, como tu amiga. 

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